jueves, 10 de julio de 2008

X FIESTA LA BIZNAGA

X FIESTA LA BIZNAGA

Una vez digerido el éxito de la Fiesta Mayor de la Entidad, en cuanto a nivel artístico, de asistencia, de categoría del Pregonero, así como de su Pregón y todo lo que rodeó al evento, había que prepararse para el siguiente año y así se puso la Junta Directiva manos a la obra .
Transcurrido un tiempo prudencial, el Presidente queriendo mantener el alto nivel de Pregones y Pregoneros, se dirige al titular del Gobierno Civil de Málaga, D. Plácido Conde Estévez, consiguiendo convencerle para que pregone las biznagas en la X Edición.

En la foto se puede ver al Secretario Antonio Gil entregando Ramo de flores a una Dama de Honor

Toda vez, que ya se tiene Pregonero, se disponen a confeccionar un buen programa para la Fiesta. Como en años anteriores, el conductor de la misma vuelve a ser Diego Gómez Cabrera, locutor de Radio Cadena Española, antiguo compañero de María Teresa Campos en Radio Juventud, pareja que tanto éxito tuvieron entre la audiencia malagueña.
Aprovechando que la cantante jerezana María José Santiago en sus visitas a Málaga pernocta en el Hotel Residencia Olletas, yo, que ejercía como Director del citado establecimiento hotelero , por deseo expreso de D. Andrés Vázquez contacto con Carmelo Millán, representante de la artista y se contrata para actuar en el evento.

Tomás Galiana ejerciendo como un biznaguero más, ofrece su arte de nuevo para confeccionar el cartel de la Fiesta. La firma Cervezas Cruz Campo ya para entonces comenzaba a colaborar con la Peña en la organización del acto por medio de su gestor D. Manuel Delgado y ofrece correr con los gastos de la confección de carteles.
Siguiendo la tónica ascendente de cada año, éste también se conforma un extraordinario programa, pues la categoría de cada uno de los intervinientes está más que demostrada y contrastada. El éxito de la Fiesta se va consolidando paso a paso, pues después de diez años de existencia, el evento comienza a sonar como la Fiesta Cultural del verano malagueño.


Juli Evans corona como reina a Mari Carmen Donate. (ambas fueron reinas siendo hijas de socios)
La Fiesta nuevamente se abre por Verdiales y Malagueñas, para de esta forma ser fiel a nuestra raíces y tradiciones.

Después de la ya habitual apertura del acto por el grupo de baile, seguidamente se produce la presentación del Pregonero que este año al recaer la responsabilidad en el pregonero anterior como cada edición y como quiera que D. José Federico de Carvajal no puede estar presente sube al escenario D. Pedro Aparicio y procede a dar una pincelada de presentación de D. Plácido Conde Estévez Gobernador Civil de Málaga, que una vez tomó la palabra, lo hizo para exaltar la biznaga y ¡ vaya como lo hizo¡, fue un Pregón magnífico y de una dicción perfecta, pues el público quedaba fascinado por la calidad de pregón y Pregonero.
A la finalización de su alocución, el Pregonero recibió el símbolo de la Entidad como es La Biznaga de Plata, y seguidamente firma en Libro de Oro de la Entidad.

Vista del extraordinario ambiente que reinaba en la Fiesta. Actúa la artísta jerezana María José Santiago

PREGÓN
X FIESTA LA BIZNAGA


Por : Plácido Conde Estévez
Gobernador Civil de Málaga

Leía yo, hace años, en un viejo manuscrito perdido y olvidado, que después que el Creador separara la luz de las tinieblas y los mares de la tierra firme; diese vida a los animales y sacase del alfar de sus manos al hombre; Al principio del principio de los tiempos, cuando ese estrecho tan cercano, que tiene nombre de herida abierta para todos nosotros, no existía y el mar se enseñoreaba desde África hasta las rocas grises de Despeñaperros; cuando la tarde del sexto día se teñía de malva, miraba Dios u obra y no le convencía; le faltaba algo, había como una palidez en lo creado, como si los colores se apagaran, como si las sinfonías fueran mudas, era una obra inacabada, mustia y sin gracia.
Miraba Dios la creación y solo respondía el silencio.
De pronto, como en un arrebato de inspiración, alzó la mano, sonrió y dijo: ¡ hágase la belleza ! y fue Andalucía.
Y surgió sobre el horizonte, teñido de verde-plata, los inmensos olivares de la Jaén atormentada, regados del sudor de sus jornaleros; y Córdoba que ya soñaba calles de recoletas y blanquísimas, con fachadas que se desangran por las múltiples heridas de los rojos geráneos y que una vez sería capital del mundo civilizado.
Granada, nardo y cristal; dibujándose sobre el azul del horizonte la corona blanca de Sierra Nevada; Granada, tortura de invidentes.

“ Que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada”.

Y se hizo Cádiz, luz hecha sal y poesía, cuna de libertades, donde la palabra se hizo carne para pregonar desde el Parlamento, en la forma más bella de las imaginables, la libertad de conciencia cuando algunos creían que la conciencia de todos era patrimonio de unos pocos.
Y fue Sevilla, cuna de pregonero, barrio del Arenal de mis primeros años y en el recuerdo, subido en una ventana, el paso de los toreros triunfadores por la calle Gracia de Vinuesa camino del hotel Simón, alzados sobre la muchedumbre como generales romanos en el día del triunfo. Barrio de Santa Cruz de mi adolescencia, nevado de Azahar, donde buscaba amores y me encontré de cara con el amor.
Sevilla de los patios donde el agua canta. Sevilla de los Poetas, de Machado, de Cernuda, de Alexandre, que definió la vuestra como “Ciudad del Paraíso “
¡ Por que los sevillanos se enamoran de Málaga ! ¿ Que bálsamos de dulzura les dais ?, ¿ que bien de ojos nos echáis ? ¿ que abrazo suavísimo, de inimaginable cordialidad es el vuestro ? ¿ con que redes de amistad hacéis el copo para que nadie escape ?.
Almería, entre desierto y vergel, asomándose al espejo mediterráneo la imponente Alcazaba y Huelva donde se funden las raíces de la nacencia de quién os habla, marinera y descubridora a orillas de la mar; playas doradas que se hacen de miel en los atardeceres; marismas de Moguer donde el espíritu platero peina con sus diminutos cascos las florecillas que le alfombran sus caminos. Y la Huelva serrana, donde los verdes forman sinfonía de color, y otra vez los recuerdos de la niñez y la adolescencia a la sombra del Castillo de Cortegana, guardián del bellísimo pueblo asentado sobre su valle.
Y Málaga . . . .
A Málaga tuvo Dios que hacerla despacito. . . despacito. . . .por derecho, sin aliviarse, cargando la suerte y recreándose en ella. Seriamente. Majestuosamente. Con el compás abierto y las manos abajo como en una suavísima verónica sobre el dorado albero de La Malagueta y bajo ese sol esplendente que la da nombre a su costa.
Y la naturaleza, como un bravo toro cárdeno de atardecer, entra suave tras el divino engaño en la dulce campiña de Fuente Piedra, Mollina, Antequera, y allí se revuelve y derrota casta y genio en la montaña gris de los enamorados, y venciéndose por la derecha forma esa sinfonía en piedra agreste del Torcal. Levanta la testuz, soberbio, y sus pitones quieren hendir el cielo dejando en su recorrido, perfilado en el horizonte, la figura seria y seca del Alto de Las Pedrizas.
Y aguanta el Creador las tarascadas tectónicas, echa la pierna por delante cargando la suerte y manda, los pies bien clavados en el albero, sin descomponer la figura, y con un elegante giro de muñeca la da la salida – otra suavidad de nardo- en el levísimo declive hasta el mar donde se asienta, donde se entroniza Málaga, con el último puntazo seco y preciso de Gibralfaro.
Aquel día, pusiéronse de pié los tendidos del universo y un viento marino debió llevarse todos los pañuelos y esparciéndolos en la infinita negrura los eternizó como monumento perenne, convertidos en estrellas y la tierra se llenó de matas de romero.
Málaga no se puede hacer de otra forma. No concibió su creación de otro modo. No basta la palabra. Es necesario la emoción, la ternura, el esfuerzo enamorado, glorioso y gratificante, como de parto.
Y el Creador miró ahora su obra, vio que era buena y sonrió.
¡Ea! Ya tenemos el sitio para el milagro; ahora solo nos falta el milagro mismo.
Y vinieron ángeles fenicios y romanos, rinidads de las montañas de África y de los desiertos de arena de Arabia, tronos y dominaciones de la árida Castilla para hacer la Málaga eterna, y salieron de sus manos morenas el Perchel y la Trinidad, barrio de la Victoria y Atarazanas, la Málaga de la Coracha, recostada a la sombra de Alcazaba, viendo como se dora, besada por el mar, la Malagueta pescadora antes de que sus playas fueran robadas por la especulación, la estupidez y el desamor a Málaga de los que después vinieron, sin otro Dios que Mammon, ni otra visión que sus propias faltriqueras.
¡ Ea, malagueños! Ya tenemos a Málaga, pequeña, rosada por el sol que la acaricia, recién nacida e indefensa como los primeros brotes primaverales. Acuden a celebrar su nacimiento los habitantes, todos, de los cielos. Diez días, dicen que duró la fiesta. Verdiales, malagueñas, seguiriyas gitanas, tonás y martinetes, y otra vez, jábegas y doloras.
Desde lo alto, las estrellas se asomaban, asombradas y cautivas, a un pozo, a un pozo blanco de cal y luna.
Cuando a los diez días quiso el Hacedor restablecer el orden y repartir las celestiales cohortes por el Universo, un ángel pequeñito se escondió tras el pozo desobedeciendo la orden del Creador. No quería irse de Málaga, había encontrado su Ciudad del Paraíso.
Dios le miró serio. Levantó la ceja derecha, señal inequívoca de divino enojo, por la desobediencia, y se dispuso a castigarlo por esa explosión de libertad al querer elegir su lugar de residencia ( aunque no se había promulgado, obviamente, la Constitución e 1978. Pero al verlo tan pequeño, con aquella carita de medrosa resolución, sintió lástima y fue benigno en el castigo.
Sintió el ángel cómo sus diminutos pies se hundían en la tierra y su cuerpo se alargaba y alargaba. . ., sus manos se enredaban por entre el arco de hierro forjado por manos gitanas donde pende la carrucha que canta llamando al agua cuando la soga acaricia, y se vio, así mismo, cómo se transformada en una planta fina, verde, delicada, y comprendió que su destino era quedarse en aquel pozo malagueño donde se baña la luna cada noche, y se rió, y cada cascabeleo argentino de su risa era una flor, pequeña, alba, más olorosa que ninguna otra, y le llamaron jazmín, que es un nombre con aromas de atardecer malagueño.
Y desde aquel pozo, el jazmín se fue extendiendo, invadiendo y aromando cada rincón de Andalucía y se enredó en el mástil de nuestra bandera, que se hizo de nieve y esperanza, para que un gitano de Lebrija, a compás de tangos calés, con ese compás como sólo puede sonar en Lebrija, pudiese cantar:

La bandera de mi tierra
Es blanca, como el jazmín
Y verde, como unos ojos
Que no me dejan vivir.


Mucho se ha especulado cómo nació la biznaga, esa rotunda redondez olorosa que de alguna manera define a Málaga. Vosotros habéis oído infinidad de versiones. No se. Yo me la imagino distinta.
Yo creo que debió ser al atardecer, en ese momento mágico y bellñisimo, en el instante de la nostalgia y el recuerdo. . .

Cerca del pozo, una tarde,
Una tibia tarde plácida
Cuando el sol tiñe en poniente
Los añiles de escarlata. . ..
“ Cuando se acuestan las flores
y antes de dormir, se alzan
para embriagar con su aroma
a las estrellas tempranas. . .”

Sí, debió ser entonces. Imaginaros la escena, pero cerrad los ojos. . . Estas cosas sólo pueden verse bien con el corazón.
La biznaga, casi en la noche de su vida, huérfana de sus ya lejanas y diminutas flores, erguida sobre el resto de las plantas, con sus radio de oro abiertos y delicadamente olorosos, enamorada del jazmín que se adormece mecido por la brisa del mar, tan cercano que todo lo domina con su mágica fosforescencia.
Y el albo aroma de la tarde, como un cepo de nieve perfumado caído sobre ramas esmeraldas, gritando sus olores al infinito como el cascabeleo de la risa de un niño.
Yo creo que la biznaga, esa aromada creación malagueña, nació de un acto de amor, del apasionado enamoramiento de la planta y la flor.
¿Os imagináis qué diálogos debía llevar la brisa de la tarde, dejándolos caer como rocío, sobre una y otro?.
Niveo lucero oloroso
Fuente de fragancias albas,
mi corazón ya de otoño,
mi savia, vieja y cansada,
sueña en tu cuerpo pequeño
otra primavera blanca.
En esta noche de Julio
en que muerta la esperanza
de verdecer, presentía
tan sólo una muerte calma,
el amor me ha florecido
lleno de ilusiones albas
y si te estrecho en mis brazos,
dulce jazmín, la mañana
traerá cuajados mis tallos
de diminutas fragancias
y la tarde de mi vida
será por ti una alborada
de juveniles amores
y de fecunda esperanza.

¡Dejad que lo grite al viento!
que ayer, sólo era una planta
esperando indiferente
que cualquiera que pasara
por el camino entre sombras
por descuido me tronchara
para acabar mi existencia
en cualquier fuego. . . mi savia
caliente, tallos dormidos
y te busca enamorada
en esta tarde teñida
de nimbos rosas y malvas.
¡Ay que milagro de amor!,
jazmín de la luz del alba,
que el dulce viento marero
y la brisa embalsamada
traen de ti una voz de vida
y un mensaje de esperanza
para revivir, cual Lázaro,
con un ¡ levántate y ama ¡


¿ Como podría el jazmín adolescente resistir tanta dulzura?.
Ved cómo se inclina y se alarga, como un dulce lamento, para llegar al prometido y deseado abrazo de la madura planta. Ved como llora dulzuras por su impotencia y requiere la brisa de la tarde su auxilio para llegar hasta el amor que lo fecunde y lo transforme.
Debieron pasar cientos, miles de años en esa separación olorosa, y la flor y la planta solicitaría su ayuda a miles de humanos que pasaban , ciegos y sordos, camino de ocio o sus quehaceres, incapaces de desentrañar el lenguaje de las flores. Pero algún día debió pasar alguien que fuera capaz de comprenderlos. Tuvo que ser un poeta. Si, no pudo ser más que un poeta quien identificara entre los miles de silencios del campo, los enamorados lamentos del jazmín y la biznaga.
Y aquel hombre detendría sus pasos e inclinándose, separaría de la tierra la biznaga que dejaría en sus manos, la huella olorosa de su agradecimiento, y desgajando dulcemente los jazmines de su tallo los iría, amorosamente, uniendo en fragante ayuntamiento a los abiertos radios de la dorada planta que gritaría aromas al viento en el lamento, dulcisimamente doloroso, de la primera cópola.
Y fue de ese acto de amor, mil años esperado, soñado millones de veces, de donde salió la biznaga: una flor distinta, infinitamente más bella, más fragante que la suma de las fragancias de cada jazmín porque estas se contemplan y se ensalzan con ese aroma inenarrable del acto de amor.
Ya había caído la tarde y las primeras estrellas sonreían desde lo alto de la azul oscuridad. Y como el amor quiere soledades, el poeta clavó el tallo en una penca de chumbera recién cortada para que le sirviera de tálamo, alejándose casi de puntillas camino del mar que aquella noche parecía se hubiese llenado de biznagas cuando la Luna jugaba entre olas.
A la mañana siguiente, alguien debió encontrarlos aún en amoroso sueño, y enternecido, recogió la florida penca para mostrar a Málaga la nueva flor que una mano de hombre, casi divina, había creado. Y esta Ciudad que da amor a raudales, hizo de esta flor nacida del amor, su símbolo más bello y más fragante.
La hizo suya y la cantó en sus pregones y sus poetas la ensalzaron en sus versos, y la biznaga le correspondió entregándole su amor con una fidelidad absoluta. Por eso sólo pueden encontrarse biznagas en Málaga. ¡ Bueno, en Málaga y a la derecha del trono del Padre!, que se la llevó, con maestría inigualable, mi buen amigo Pedro Aparicio, en una tibia noche como esta.
Como el poeta de nuestro cuentecillo, quiere el que os habla acabar, como de puntillas su pregón. Alejarse despacio y silenciosamente camino del mar para que podáis oir el grito de olor de las biznagas que repiten, tiernamente, su mensaje. Un mensaje de amor que tiene una sola palabra: MALAGA





Plácido Conde Estévez
14 Julio 1984
Finca La Cónsula
 
IMAGENES DE LA FIESTA. EDICIONES DE X A XV
EN YOUTUBE

 

3 comentarios:

anonimo sacando trapos sucios dijo...

¿y ese cartel donde esta?

anonimo sacando trapos sucios dijo...

y mas cositas que iran saliendo...
asi que preparaos.

Paco Sanchez dijo...

Me agradaría conocer tu identidad para poder contactar contigo y aclarar las dudas que personalmente pueda aclararte, porque con una identidad detrás de un " anónimo " poco o nada se puede hacer.