martes, 22 de julio de 2008

XXVII FIESTA LA BIZNAGA

XXVII FIESTA LA BIZNAGA
Superado el siempre difícil primer encuentro con la realidad después del criminal atentado y la Fiesta salir fortalecida por la gran asistencia de público al acto y la calurosa acogida tenida entre los asistentes, no queda otro remedio que fortalecer el espíritu y mostrar todo el afán de superación que los hombres de Peña mantienen siempre para los reveses que la vida a veces nos proporciona.
Nuevamente hay que buscar un Pregonero que sepa estar a la altura de la Fiesta y en esta ocasión Francisco Sánchez Presidente de la Entidad habla con D. Francisco Fadón, ya biznaguero reconocido por estas fechas, y, Pregonero en su día de la III Fiesta, para que, apoyándose en su amistad con la persona elegida, que no es otra que D. Pedro Luis Gómez Carmona , le ofrezca pregonar La Biznagas en la edición de la Fiesta para este año 2002, y dicho y hecho, una vez contactado con él, recibimos la noticia de aceptación por parte de Pedro Luis.

Cartel de Miguel Linares Ríos que había regalado a la Entidad y lo elegí para anunciar la XXVII Fiesta La Biznaga.Para concretar todos los puntos y fechas el Presidente cursa visita al Sr. Gómez Carmona, que se interesa por pregones y Pregoneros, datos que se le facilitan para que él tenga idea de los Pregones dados anteriormente, aunque é,l ya, por su profesión, en alguna ocasión tuvo que cubrir dicho acto y le servía de experiencia.
Al igual que el año anterior, en esta ocasión se presenta la obra creada por Miguel Linares Ríos como Cartel de La Fiesta la Biznaga en el Salón de los Espejos del Excmo. Ayuntamiento de Málaga, contando con la presencia del Alcalde de la Ciudad D. Francisco de la Torre, que cerró el acto con una breve alocución finalizada la intervención del pintor. El Acto de presentación del Cartel como la conducción de la Fiesta correspondió otra vez más a Candy Gallardo Fernández.

Alcalde y Pintor descubriendo la Obra en su presentación del Salón de los Espejos.




La Fiesta este año, se va a celebrar nuevamente en la Finca La Cónsula, pues ya se tiene confirmada por medio del Concejal del Distrito y se reserva fecha para tal fin.

Por el mes de Abril cuando los jazmines comienzan a abrirse en las tardes primaverales y se comienzan a ver las primeras biznagas en las tardes malagueñas, al igual que la edición anterior el Presidente se reune con D. Rafael Trigos, Presidente de la Federación Malagueña de Peñas Centros Culturales y Casas Regionales La Alcazaba con su Vice-Presidente junto a D. José E. Hazañas Céspedes y su Director del Distrito num. 8 de Churriana D. Enrique Cabrera Villegas , acudiendo a la misma el Vice-Presidente Juan Pinto Martín para solicitar la colaboración necesaria y concretar el programa con que va a contar la Fiesta en esta nueva Edición.
La reunión se llevó a cabo en el Restaurante Cortijo Don Paco en una comida de trabajo donde se concretó el programa con: además de la pareja Julio y Victoria para el final de Fiesta , Eva Román como figura estelar y el Grupo de baile Pazos Danza de Ana Puyol que actuarían como inicio de la Fiesta., Grupo de una gran profesionalidad que obtendrían un gran éxito entre el público.
El evento se desarrolló el día 6 de Julio del año 2002 a las 21.30 horas, comenzando con uno baile por malagueñas de Lecuona y una vez aperturada la Fiesta por parte del Grupo de Baile Pazos Danza bailando un pupurri de los bailes de Málaga, el Alcalde de la Ciudad D. Francisco de la Torre, subió al escenario y procedió a la presentación del Pregonero D. Pedro Luís Gómez Carmona, quién, terminada la breve alocución del Alcalde, Francisco Sánchez le hace entrega de una Placa testimonial del acto y a su esposa Dª. Rosa Francia una Biznaga natural que le entrega el Directivo Miguel Zumaquero.

Pedro L. Gómez en su Pregón ante la mirada de las azafatas Anabel Ortiz y Dessiré Arias.



Seguidamente Pedro Luis Gómez agradece sus palabras al Alcalde y se hace dueño y señor del escenario comenzando su Pregón con un recuerdo para el Concejal asesinado en el 2000 por la banda ETA y evoca recuerdos de su infancia como malagueño de pro en el Camino de Antequera en compañía de su abuela Pepa.
Dadas las grandes cualidades que posee como Pregonero el público enmudeció y se mantuvo atento a sus palabras que emanaban de su garganta de forma tan fácil y armónica a la vez.
Concluido el Pregón, el Presidente sube al escenario y entrega al Pregonero la Biznaga de Plata símbolo de la Entidad que cada año entrega en el acto y una vez firmado en el Libro de Oro de la Peña, es acompañado por dos azafatas a su asiento.
Terminado el principal acto del evento se solicita la presencia de D. Rafael Trigos Nogueiras y D. José E. Hazañas Céspedes para hacerles entrega de sendas Placas de agradecimiento a su gran colaboración en el engrandecimiento de la Fiesta. Así mismo se llama al escenario al Directivo Juan Pinto Martín para imponer el escudo de oro al socio fundador Antonio Gómez ( Chico ), por ser la persona que apuntó el nombre de Biznaga para nombrar a nuestra Entidad.

A continuación Candy da paso al espectáculo y presenta al Coro Bahía de Málaga de la Peña Parque Mediterráneo para a continuación de su actuación presentar a la artista estelar de la Fiesta Eva Román , joven promesa malagueña, que con su arte encandiló al público asistente. Ya para el final de la Fiesta estaba programada la actuación del dúo Julio y Victoria, que hicieron bailar hasta ya muy altas horas de la madrugada, demostrando Victoria sus grandes aptitudes como vocalista dada a potente y melódica voz que producía con su marido produciendo los efectos musicales.




PREGÓN
XXVII FIESTA LA BIZNAGA


Por: Pedro L. Gómez Carmona
Subdirector del Diario Sur de Málaga



¡LLEVAD LAS BIZNAGAS A LOS CONFINES DEL MUNDO!

Esta noche de ensueño encierra en su alma el recuerdo de un hombre que se nos fue sin querer por culpa de unos desalmados que solo viven para quitar la vida a los demás, como si fueran dioses, cuando sólo son unos repugnantes asesinos
Hace dos años, una noche como esta, las biznagas blancas de la Málaga de la paz y de la libertad se tiñeron del color rojo por la sangre de un conciudadano, hijo del mar y del sol, como todos nosotros, que cayó abatido por los tiros de esos malditos asesinos a quienes les pido, ¡ oh Dios al que tanto suplico!, que purguen durante toda su vida con el mayor de los castigos su terrible crimen. Hace dos años, en una noche tan maravillosa, cuando salía de su barrio, la Nueva Málaga, un Concejal de nuestro Ayuntamiento, elegido democráticamente por un pueblo que sólo quiere libertad, armonía, prosperidad y felicidad, era asesinado por los infames de ETA. Se nos fue Martín Carpena, nunca llegó hasta aquí nuestro amigo José María. Vuestro Alcalde ya le dedicó su Pregón el año pasado. Yo no soy nadie para hacer los mismo. En nombre de mis vecinos, de los que quieren que esta Málaga cante y baile, trabaje y sueñe, duerma y amanezca cada día, en su nombre digo, os pido un recuerdo para el malagueño asesinado, a la vez que también os pido lo hagamos extensivo a todos aquellos españoles que han perdido su vida, el mayor y más preciado de los dones, a manos de esos infames terroristas. Dios te guarde amigo José María, vecino de mi madre y mi padre, cliente de la carnicería Gómez, malagueño que venías a esta Fiesta y que para siempre estarás en nuestros corazones.Soy malagueño nacido en Málaga, de padres y abuelos malagueños. Soy un malagueño más surgido de entre el rebalaje y las olas que se estrellaban en las playas de la Malagueta. Soy un malagueño que subía al Monte Coronado, que jugaba con los azahares y que disfrutaba con los caballitos del Parque. Soy un malagueño más que iba a ver a la Patrona, Victoria Virgen Madre de Málaga, que sacaba tronos con sus hombros y que incluso se vistió de marengo para cantar a ala gente de la mar en la fiesta del Carmen. Soy un malagueño al que le gusta meterse entre calles del Altozano, que se conoce como nadie el Camino de Antequera y que iba al cine Cayri. Soy un malagueño ungido por el azul de nuestro cielo, por el azul de nuestro mar y por el olor de sus jazmines. Soy un malagueño humilde que vibra con el Málaga, que disfruta en la Malagueta y que echa de menos a Antonio Ordóñez. Este humilde servidor es un malagueño que se siente orgulloso de Picasso, de Carlos Álvarez y de Antonio Banderas, que lee novelas de Antonio Soler, que fue a los Marista y a los Agustinos y que tiene sus ojos prendidos del fondo azul de unos ojos también marinos. Este humilde pregonero se pone delante de ustedes, hijos de la Málaga de siempre, la de todos mis antepasados, para deciros que he tenido el honor de pregonar a nuestra Semana Santa y a nuestra Feria y que cada día, gracias al cielo infinitamente misericorde, tiene una tribuna para defender lo que más quiere, esta tierra del sur, desde las páginas de un periódico también llamado SUR, que es mi norte y mi guía, que es como mi casa, donde llevo casi 25 años diciendo a los cuatro vientos que esta tierra vuestra merece la pena trabajemos por ella, que luchemos por ella y que, si hace falta, muramos por ella...

Soy, en definitiva, un malagueño más, como tantos otros, a quienes vosotros habéis traído aquí en esta noche de verano malacitano para que os cante a la Biznaga. Que no es una flor pero si lo es, que tiene un nombre hermoso que suena a pureza y que llena de olores los rincones d este trozo de la naturaleza.

Soy el pregonero del 2002 de la Biznaga y por eso, lo primero, lo digno y lo suyo, que nunca lo cumplido, es agradecer las palabras que me ha dedicado mi presentador, ni más ni menos que mi Alcalde, el Alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, a quién mi profesión me permitió conocer y disfrutar de su amistad hace ya un cuarto de siglo. Gracias, querido amigo por tus palabras. Gracias Alcalde por estar en esta fiesta de tu tierra y por prestigiarla con tu presencia.

Gracias por lo que has dicho de mí, palabras surgidas desde tu corazón y desde tu bonhomía. Solo te puedo decir una cosa: ya sabes el enorme afecto que te tengo y respeto que siento por ti. Gracias, Alcalde. Gracias, amigo Francisco de la Torre.

Mi abuelo y mi padre me enseñaron a ser agradecidos. No por cumplir, sino por ser de justicia ser bien nacido. Gracias, amigos de la Peña La Biznaga, nombre de Peña hecha flor sin que lo sea, por haberos acordados de mi para esta fiesta. En mi ya amplio historial de pregonero, quizás excesivamente amplio diría yo, porque ser joven y a lo peor me queda mucho tiempo para aburrirme, me quedaba, digo, el de la Biznaga, que siempre me sonó como el Pregón del verano malagueño, e incluso recuerdo que en mis comienzos periodísticos vine a este mismo lugar a cubrir, en noches como esta, el Pregón de vuestra Fiesta, el Pregón de la Biznaga.

Hoy me habéis hecho trabajar más, y aquí estoy de Pregonero, orgulloso por cantarle a la Biznaga, manojo de flores blancas, puñado de jazmines prendidos de una penca camina del pelo o de un pecho, de un corazón o del alma de cualquier mujer malagueña. Jazmines del cielo surgidos, aroma de Málaga incapaz de ser recogido en ningún frasco, néctar de flores, amalgama de blancos en los que se refleja el sol o la luna de la tierra del Paraíso. Málaga está llena de jazmines, los mismos que paren las flores que llenaran las biznagas, que llevan siglos con nosotros, porque su historia es la misma de la tierra que vio nacer este hermoso invento, que no es flor ni lo pretende, pero que a la vez es el conjunto más hermoso, como lo es en el pescado el manojito de boquerones. Tierra de flores blancas, de jazmines, olores de mi primavera, embriaguez de sentimientos, ramillete malagueño de Málaga que a mis hijos, por tal motivo, les puse cerca cuando a este mundo llegaron y que a mi padre entregué, aunque fuese simbólicamente, cuando cerrando los ojos dijo adiós, hasta luego, rodeado por todos los suyos en un maldito 15 de Febrero.

La Biznaga se compone de dos flores. Sería bastante pedante por mi parte decirle que la Biznaga es una planta de las Umbelíferas, como de un metro de altura, con tallos lisos, hojas hendidas muy menudamente, flores pequeñas y blancas y fruto oval y lampiño. Digo que sería pedante e insoportable, a la vez que algo lejano, porque la verdad, servidor no tenía ni puñetera idea de la familia de las Umbelíferas, ni falta que me hace. Pero tampoco tenía idea del jazmín. Miren ustedes: la biznaga es una flor y el jazmín es un arbusto de la familia de las Oleáceas, con tallos verdes, de lados, flexibles, algo trepadores y de cuatro a seis metros de longitud, hojas alternas y compuestas de hojuelas estrechas, en número impar, duras, enteras y lanceoladas, flores en el extremo de los tallos, pedunculadas, blancas, olorosas, de cinco pétalos soldados por la parte inferior a manera de embudo y fruto en baya negra y esférica, originario de Persia, por su olor y aroma es muy utilizado en perfumería.

Todos los días se aprende algo, ¿ crean ¿. Claro, que sí. Es que además, los pies de estas flores de la biznaga se emplean para mondadientes. Fíjense lo que es la biznaga. Pero además la biznaga es un ramillete de jazmines en forma de bola, según lo ven nuestros doctos académicos de la Lengua. Quizás falte en toda esta teoría digna de cualquier repelente empollón, la flexibilidad de la definición que es la que llega la pueblo llano, docto en ciencias de las calles. y de la vida: ¿ Por qué no podemos decir que la biznaga es la flor de Málaga que tiene el color blanco de lo positivo, el color de la luz solar no descompuesta en los varios colores del espectro?. Es el séptimo de los colores, pero domina a los demás porque está en el centro de todos ellos. En la simbología de los reyes, el blanco es el color de la iluminación, de la ascensión, de la mostración y del perdón.

Junto al negro, al rojo y al oro, el color blanco expone la vía de la superación espiritual. . . Así, pues, la biznaga de Málaga es la descendiente directa surgida del feliz matrimonio de los hijos mayores de dos familias de gran abolengo y tradición: los Umbelíferas y los Oléaselas, que aquí, en este pedazo del mundo, tuvieron una preciosa niña, con ojos azules del cielo y del mar, a la que pudieron muy bien llamar Victoria, pero que acabaron bautizando como biznaga.

Cada jazmín de una biznaga es un barrio de esta Málaga nuestra hecha a golpes de corazón, sacrificio y de trabajo. Cada jazmín de una biznaga representa un puñado de hijos de esta tierra del sol y del mar unidos en el esfuerzo de conseguir que seamos una gran ciudad, nunca solo una ciudad grande, que se nos respete y se nos admire, que se nos envidie y se nos venere. Cada jazmín de una biznaga, es un trazo del paraíso en el que la suerte nos mandó vivir, habitar en la tierra del Creador hecha para sede de Adán y Eva, conocida desde los primeros libros, porque ya en los antiguos escritos que nos anunciaban la llegada del Hijo de Dios, en los testamentos mas antiguos, se hablaba del paraíso, que para nosotros, y para cualquiera es esta Málaga que ya llegó al siglo XXI y que lo hace con sus ojos abiertos como platos y la cabeza erguida, mirando al horizonte y al futuro con fe, esperanza y con muchas ganas de hacer cosas.

Ahora, amigos, abusando de vuestra amabilidad y sabiendo que al menos estáis sentados, lo que hará que os canséis menos, os voy a contar una historia.:

Ha ce muchos años, incluso siglos, una mujer de esta tierra, desde lo alto de la Alcazaba, miraba cada tarde al horizonte.
Jazmina era su nombre y su rostro increíblemente bello: Ojos grandes y moreno, piel suave y larga cabellera color castaño que casi
Le llegaba a la cintura. . . Labios pronunciados, dientes blancos como la espuma, facciones hermosas de rostro de mujer nacida al amparo del sol y del mar, parida entre flores y azahares, crecida entre valles y aguas cristalinas, sorprendida por el viejo mar que casi a sus pies llegaba. Jazmina, cada tarde, subida a lo más alto hasta confundir su silueta con el cielo para ver el sol al caer la tarde y comprobar, que cada noche llegaba su amiga la luna. El viento solo era brisa, y el horizonte permanecía estable, como una línea imaginaria que dividía la realidad y la ficción, lo tangible y la fantasía, la verdad y la mentira.
Jazmina era una mujer de la Málaga heredada de fenicios, romanos, cristianos y árabes, amalgama de razas, sangre combinada de aquí de allá, símbolo de la unión de los pueblos y de la conjunción de los astros en la tierra que era el sur del sur de lo conocido por ella. Jazmina era símbolo de lo que hoy es Málaga, ungida a la vez por la tranquilidad de los dioses, por la tradición de sus antepasados y por la ilusión de los que serian fruto de su vientre para encarar el futuro. Jazmina, cada tarde, se llenaba por dentro del olor del mar y de unas flores que había en unos troncos salidos de la tierra, generalmente junto a las viejas paredes de la fortaleza, con bellísimas flores de pétalos, hermosísimos blancos, como las misma leche. De aroma embriagador, que ella machacaba entre sus dedos para conseguir un hermoso néctar que se ungía en su cuello y que hacía que todos sus vecinos le preguntaran encandilados por el embriagador aroma que despedía Jazmina, cada tarde cogía aquellas flores y las llevaba a su casa a los pies de la gran Alcazaba, ubicada más allá, muy cerca del monte Gibralfaro, y cerca del Guadalmedina: Aquella mujer bellísima y serena, almacenaba durante días montones de aquella flor, hasta que un día, sus amigas la descubrieron. <>, le dijeron, Jazmina que era tan buena como bella, sorprendida, sin saber por qué las demás no subían a coger esas flores como ella misma hacía todas las tardes, abrió el cofre en el que guardaba los cientos y cientos de flores y las repartió, sonriente y feliz, entre aquellas mujeres que habían descubierto su secreto. Al abrir aquel cofre, el olor fue maravilloso, e incluso parecía salir un resplandor de sus adentros. . . Pero las mujeres no estaban solas en aquellos aposentos, Al Malaqui, un viejo hacedor de encajes, padre de vericuetos, descubridor de formas curvas torcidas y rectas, asistía desde cerca, escondido entre cortinas, a la estampa de la bella Jazmina repartiendo sus flores, las mismas que guardaba como oro en paño. < ¿ Qué les das a las otras mujeres?>, interrogó a su convecina: <>, contestó ella. Esta flor, dijo Al Malaqui, Jazmina se llamará por su bello nombre y en homenaje a quien con tanto mimo y amor la ha tratado>, replicó el viejo moro, descendiente directo del Mediterráneo y del Sahara. Y aquella flor, que había llegado desde la lejana Persia, se llamó desde entonces Jazmín, y en honor de su protectora, las demás mujeres decidieron hacerle un ramillete cogido de unos troncos muy finos, y así, de esta hermosa formula, de la leyenda que cada uno tiene derecho a creer y a difundir, así, digo, nació la Biznaga, de manos de una malagueña llamada Jazmina, por idea de Al Malaqi y porque a mi me gusta la historia, que, digo, algo tendré que ver yo en todo esto. . .

Cuando me dispuse a escribir este Pregón, honor para un malagueño cantar las cosas de su tierra, me vino a la memoria, de golpe, una imagen que siempre quedará grabada en mis adentros y que, estoy seguro, con permiso del Alzheimer y esas cosas, me acompañará hasta los últimos minutos de mi vida. Era una noche de verano y hacía calor, “ mucha caló”. En mi casa del viejo Camino de Antequera, en el numero 96 por aquel entonces, en lo que hoy se llamaría “porche” y que entonces era ni mas ni menos que la entrada, tenían mis padres un limonero y un jazmín. Aquellas dos maravillas de la naturaleza marcaron no sólo mi infancia, sino que contribuyeron a formar a lo que ven ustedes aquí: olores a jazmín y a azahar mezclados a la vez con la vieja silla de anea tomando “ el fresco “ del terral de julio de estos lares y los soniquetes de los cuatro muleros cantados por el viejo abuelo Pedro marcan a uno, sin duda, y yo no iba a ser excepción. Malditos tiempos que nos han hecho perder esas viejas reuniones familiares que hoy cambiamos por “ Operaciones Triunfo “ a diestro y siniestro, sin que nadie se mire a los ojos y sin que nadie hable y, por supuesto, sin que nadie huela a azahares ya jazmines. Recuerdo, digo, aquella noche porque mi abuela Pepa, la misma a la que Dios se llevó tan pronto de mi lado y que hoy disfruta con su Antoñito a su vera viéndome desde allí arriba, mi abuela, digo, recogía con mimo los jazmines uno a uno y después, mientras su rostro suave y sus ojos profundos aportaban una serenidad que tanto hecho de menos, sentada junto al resto de la familia se ponía, con el mismo mimo, a hacer una biznagas. He visto las manos arrugadas de mi abuela hacer decenas de biznagas, y he tenido la suerte de jugar con los jazmines.
Yo le ayudaba con mis deditos de niño entonces a recoger las flores de aquella vieja planta, que tantos jazmines echaban.
Eran noches eternas en la leyenda propia de cada uno, las que añoras por lo que fueron o no, pero que te envuelven en un halo de misterio y de dulzura que notas que se marchó y que posiblemente no volverá. Tengo, por tanto, mi infancia cargada de juegos junto a un jazmín y mis recuerdos repletos de biznagas, hechas con amor de madre por unas manos de una mujer malagueña que tanto quería y sentía su tierra.
Recuerdo que tras terminar la biznaga, la Pepa se colocaba con mimo ese bello adorno entre sus pelos morenos, con aquel coco tan gracioso que sólo ella sabía hacerse, y decía, ¡ ea Pedrito, mira que guapa. . .! . Permitidme por tanto que esta noche en este Pregón una la flor del jazmín y a la biznaga malagueña con la mujer de esta tierra y que haga un canto unidos ambas en este momento, en el que evoco también una estampa protagonizada por aquel niño, al que un fuerte golpe de viento arrancó de sus pequeñas manitas un jazmín que se fue al cielo, y que el pequeño creyó perdido para siempre aunque corrió tras su estela inútilmente.
Hoy, cuarenta años después, me he encontrado de nuevo con aquella flor de jazmín que se llevó el viento aquella noche de verano en el camino de Antequera.
Era aquella flor, si, con la que he soñado tantas noches, con la que he jugado en mis adentros, con la que he vivido pendiente de encontrar tanto tiempo. Ese jazmín, más malagueño que nunca por tanto deambular por esta tierra, ha llegado en este momento a este trozo del paraíso en el que nos encontramos.
Esta noche quiero también hacer pública y decidida defensa de las tradiciones malagueñas y quiero proclamar públicamente que tenemos que perseverar en las mismas. Que la tradición no significa el pasado, porque el pasado es la historia del presente y lo que dibuja el futuro. Sin pasado no existe ni el presente ni el futuro; sin el pasado no somos nada, sin las tradiciones estaríamos huérfanos de casi todo. . . Me siento contento de estar aquí para cantar a los cuatro vientos que debemos luchar por lo nuestro, por eso, a vosotras, mujeres de Málaga, y a vosotros, hombres de Málaga, os doy las gracias públicamente porque vuestro esfuerzo sirve para que la esencia de una tierra, de unas costumbres y de un pueblo se repita año tras año, se regenere generación tras generación y se mantenga con el paso de los tiempos. . .

Hermosa palabra es la del tiempo, hermosa palabra cuando se sabe utilizar, porque nunca los tiempos serán mejores ni peores, ni más buenos ni más malos, cada tiempo corresponde a una época y cada época es distinta. . . Son precisamente las tradiciones el nexo de unión, el punto de engranaje que une a cada época. Es la tradición lo que nos lleva del pasado al presente, y serán nuestras tradiciones, queridos amigos, las que nos lleven al futuro, al de nuestros hijos y al de los hijos de nuestros hijos.
Málaga os necesita a todos vosotros. Málaga os necesita porque lle´vais muchos años trabajando por esta tierra, y eso es bonito y hermoso, tanto como ingrato, porque por aquí somos así. Nos parieron así, ¡ que le vamos a hacer ¡. Pero nunca puede cundir el desánimo en vosotros amigos de la Peña La Biznaga, nombre hermoso donde los haya, hago patente mi agradecimiento extensivo a los malagueños y malagueñas entregados a unos ideales que se cierran en uno; la defensa y el cariño por y para Málaga por encima de todas las cosas.

No hay nada más hermoso que una biznaga. Buen, sí, Lo hay. Lo más hermoso es la plástica conformada por una mujer malagueña tocada con una biznaga. Malagueña de aquí o de allá, que el pedigrí no lo da un sitio, sino la historia de cada uno. Las veo aquí por pares. Mujeres con las biznagas, como mi abuela Pepa. Predomina el color blanco, y, como se ha dicho siempre, huele a fresco. Mujeres con semblante sereno. Mujeres con ese color Picasso. Mujeres con tez suave como la flor del jazmín. Mujeres de piel hermosa que huele a jazmines y azahares. Mujer con ojos profundos y rasgados que parten el alma. Mujeres con boca serena y risas de terciopelo. Mujeres de aquí o de allí, éste es un canto a vuestra belleza que no se puede explicar con palabras. . . a la belleza de una biznaga que estalla al viento, preñada de flores blancas, cargada de olores, repleta de sensaciones y con una gran historia tras de si. Leyenda de flor mozárabe, protagonista de cuentos de hadas, flor de maceta y de jardín, estampa de amor y de Málaga.
Esta es Málaga, la ciudad del Paraíso, la que cantan los poetas, la que dibuja los pintores. Tierra de coraje que se ha hecho a sí misma, que emerge orgullosa de ser lo que es, ni más ni menos, la Málaga que queremos, la Málaga que deseamos, la Málaga que soñamos.

Malagueños, esta noche estamos de enhorabuena. Esta noche le cantamos y le bailamos a una flor, al jazmín, y a un hermoso invento, a la biznaga. Música y luces para la Málaga de todos, para la Málaga de hoy que nace parida en una Málaga de siempre que nos abre las puertas de la Málaga del futuro que llegará de la mano del ayer y del hoy.

Verdiales y ajo blanco. Pasas y moscateles. Música y copas. Jacas y guapas y guapos. Toros y toreros. Jureles y boquerones. Victorianos, trinitarios y percheleros. Azahar y jazmines en biznagas.
Es la hora para que todos traslademos nuestra alegría aquí, en la calle. No es novedad. Nuestra cultura es la calle. Somos ciudadanos de la calle, por eso somos sociables y acogedores, por eso siempre están nuestras puertas abiertas con imaginarias sillas de anea apoyadas en las paredes. Herederos de decenas de culturas que entraron por nuestro Mediterráneo, cuna de civilizaciones, nuestro corazón siempre está abierto de par en par, como lo está la misma biznaga, porque lo de aquí no es ni más ni menos que lo de los demás, simplemente es nuestro, o sea, diferente. Disfrutemos de lo mucho que tenemos, y entre lo que tenemos está nuestra biznaga, la que hoy vendemos al mundo, a la que decimos tantas cosas bellas.

Señoras y señores, amigos todos, ya termino, y permitidme que ahora me refiera a los descendientes más directos de Jazmina, aquella bella mujer que según mi leyenda dio nombre a la flor que engendró la biznaga y que, por tanto nos reúne aquí ahora. Málaga es mi tierra universal, donde la gente llana a la gente, donde la sonrisa está a flor de labios, donde la cultura está en la calle, donde la sabiduría se encuentra en todos lados, incluso en las escuelas. Tierra de genios y de héroes, de anónimos y de famosos, mezcla de identidades, cóctel de ideas, símbolo de esperanza. Verde es la Esperanza, como la bandera verdiblanca de la Madre Andalucía. Verde y morá son nuestras almas y roja nuestra sangre, que corre por las venas, por eso somos también solidarios y hospitalarios, sentidos y humanos, y por eso, también, ahora, en este momento de las celebraciones, de los cantes y de la fiesta, os pido un recuerdo para los que menos tienen, que todavía son demasiados, y para aquellos que sin ser andaluces ni malagueños, aquellos que están al norte del sur, que dejan sus vidas en nuestras aguas intentando entrar por la puerta de nuestra tierra a un mundo mejor para ellos y para los suyos.
Esta Málaga de nuestras entrañas siempre ha sido diferente, y tenemos que conseguir mantener nuestras señas de identidad y defenderlas a muerte. Málaga solidaria. Como los jazmines que conforman una biznaga. Somos de aquí, ni de allí ni del otro lado, y por ellos hemos de gritar que, como decía Serrat, mediterráneo también, el sur también existe. El sur del sur, Andalucía, verde y blanca, Málaga verde y morá, banderas al viento, palio de sol y velas de estrellas, camino seguro para el futuro que buscamos sin olvidar nuestro pasado. No podemos, ni queremos ni debemos olvidarnos de lo que somos y de lo que fuimos. Somos malagueños y andaluces y fuimos malagueños y andaluces, seremos siempre malagueños y andaluces y en cualquier lugar, en cualquier momento nuestras gargantas se desgañitarán para gritar eso de
¡ somos malagueños ¡ ¡viva Málaga ¡.

Señoras y señores, disfrutemos de la gloria de haber nacido en este paraíso, pero no olvidemos a los que nos rodean y nos necesitan. Luchemos todos juntos para seguir adelante, démosle no solo los papeles, sino también nuestra efusividad para conquistar el futuro. Miremos al futuro con ilusión y esperanza; verde y morá es nuestra bandera, símbolo de eternidad y cielo, de honestidad y orgullo.
Mirad al cielo, y a lo mejor veis cinco luceros. Son cinco estrellas de Málaga que lucen más que nunca esta noche porque van adornadas con biznagas. Esos luceros son partes esenciales de mi vida, de mi pasado, de mi presente y de mi futuro. A esos luceros, digo, personalmente, cuando baje de este lugar entregará las cinco de las 27 biznagas, una por cada edición de este Pregón de gran prestigio, que me han acompañado aquí esta noche durante mi pregón, en un gesto que ya os anuncio será íntimo y privado( me imagino que para fastidio de alguno ) porque no todo en la vida se puede pregonar. Y lo hará porque las estrellas a las que me refiero y que en breve brillarán aún más, son los luceros que iluminan mi camino, que representan muchas cosas, que lo significan todo para mí. Uno de esos luceros me parió. Es la única pista que voy a dar. Bueno, no, Les daré otra : para evitar malos entendidos, uno de esos luceros ya conoce parte de esta historia y mi regalo será como gratitud al resto de las mujeres de esta tierra mía, preñada de biznagas en esta noche bendita.
Para ti, no te preocupes, también habrá otra biznaga. Y tito Rafael y Papá Gómez dirán, ¿qué cara tienes, Pedrito . Pero me comprenderán. Por supuesto que me entenderán. Y me faltará Adrián. Bueno, no, que mi niño siempre está conmigo, porque él es mi biznaga eterna.
Ahora sí termino. Las biznagas para las estrellas que se convertirán en luceros por el milagro de los jazmines, las entregará ya mismo. Ahora lo que os pido es que entre todos hagamos una biznaga enorme para que la llenemos de felicidad, comprensión, armonía, paz, honestidad, trabajo y esfuerzo, para repartir allá donde vayáis cada uno de vosotros, por aquí y por el mundo, para que también todas las estrellas del Universo se conviertan en luceros. Os pido, malagueños Biznagueros, descendientes de la hermosa Jazmina, que sigáis todos trabajando por esta tierra, que vuestro horizonte diario sea el sur del sur, la Málaga de la libertad y del arrojo, de la valentía y de la ilusión, de la esperanza y de la solidaridad. Esta tierra es la libertad, y desde esa libertad os pido que ante todo luchemos por Málaga, por este rincón, donde dicen que Dios, un buen día, se entretuvo en crear el Paraíso. No se equivocó. Muchas gracias y buenas noches. Dios os bendiga a todos. Hacedme un favor finalmente, para que Al Malaqi se sienta orgulloso de todos nosotros: Por favor, llevad las biznagas a los confines del Mundo; repartamos su fragancia de Málaga y vendamos con su color blanco el símbolo de la Paz.

En nombre de la familia Umbelífera Oleáceas, muchas
gracias.
Disfrutad de la fiesta en este trozo del Paraíso.
Dios os bendiga a todos.

Pedro L. Gómez Carmona
6 de Julio de 2002
Finca La Cónsula


IMAGENES DE LA FIESTA. EDICIONES XXVI A XXIX
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