VII FIESTA LA BIZNAGA
Dados los éxitos de asistencia que se vienen produciendo cada año en la fiesta, el presidente D. Antonio Rodríguez Castillo, decide dar un giro a la misma con la idea de dar cabida a todas las demandas que hubiese de asistencia , para de esta forma dar más popularidad a su Fiesta.

Socios Biznagueros actuando en su Fiesta .
Una vez superada la Fiesta del año 1980 con total éxito incluido el de asistencia y tratando de dar más legitimidad a sus deseos, nos convocó a una reunión a antiguos presidentes y socios con marcado liderazgo en la Entidad, a quienes expone su idea, y, después de múltiples aportaciones de ideas acerca de lo mas interesante para el desarrollo de la misma, se procede a una votación, en la cual se decide por mayoría “seguir con la celebración en la Finca La Cónsula” dada la categoría del privilegiado lugar.
Dados los éxitos de asistencia que se vienen produciendo cada año en la fiesta, el presidente D. Antonio Rodríguez Castillo, decide dar un giro a la misma con la idea de dar cabida a todas las demandas que hubiese de asistencia , para de esta forma dar más popularidad a su Fiesta.

Socios Biznagueros actuando en su Fiesta .
Una vez superada la Fiesta del año 1980 con total éxito incluido el de asistencia y tratando de dar más legitimidad a sus deseos, nos convocó a una reunión a antiguos presidentes y socios con marcado liderazgo en la Entidad, a quienes expone su idea, y, después de múltiples aportaciones de ideas acerca de lo mas interesante para el desarrollo de la misma, se procede a una votación, en la cual se decide por mayoría “seguir con la celebración en la Finca La Cónsula” dada la categoría del privilegiado lugar.

No obstante, el presidente obcecado con su idea y a pesar de la votación para continuar en La Finca La Cónsula, decide por si solo, trasladar la Fiesta a un nuevo marco, que en sintonía con su Junta optan porque sea el Polideportivo Carranque, lugar apropiado para el deporte o para un Festival, pero no para que sirva de escenario a una obra Cultural como ya lo es La Fiesta La Biznaga.
Mientras tanto, se llevan a cabo tensas conversaciones y diálogos entre los de una opción y otra por el lugar idóneo para la Fiesta, la Junta sigue fiel a su idea y llega a confeccionar un atractivo y extenso programa, pero, falto de escaparate.En este apartado el que fuera Pregonero D. Francisco Fadón Huertas, me citaba una y otra vez para que yo tratara de convencer a Antonio Rodríguez para que desistiera de su idea, pero no tuve el necesario poder de convicción con el. Mi buen amigo Paco se llevaría un gran disgusto.
Conchita Bautista

El día 18 de Julio de 1.981, en las instalaciones deportivas de Carranque se lleva a cabo la celebración con Pregonero político del momento como era D. Andrés García Maldonado, Periodista y Lcdo. en Derecho, Concejal del Excmo. Ayuntamiento de Málaga.
El programa festivo de la misma se compone de grupo de baile, cante flamenco a cargo de Juanito Villar, actuación estelar de Conchita Bautista y el consabido desfile de aspirantes a Miss Biznaga 1981, con entrega de distinciones, placa recordatoria a D. Cayetano Utrera Ravassa como presentador del pregonero y entrega de la Biznaga de Plata a D. Andrés García Maldonado por parte del Presidente de la Entidad D. Antonio Rodríguez. El acto fue conducido por el Periodista malagueño D. Antonio Guadamuros.
Pasados unos días, desde la finalización del acto y haciendo balance del mismo, el presidente, una vez comprueba que la asistencia de anteriores ediciones no fueron superadas y el marco no estaba a la altura del evento, reconoce su tozudo error, hecho que comienza reconsiderar para la futura edición del siguiente año.
PREGÓN
VII FIESTA LA BIZNAGA
VII FIESTA LA BIZNAGA
Por: Andrés García Maldonado
Lcdo. en Derecho
Periodista
Concejal del Ayuntamiento de Málaga
Lcdo. en Derecho
Periodista
Concejal del Ayuntamiento de Málaga
Me honraron con el nombramiento de pregonero y no sabía como proclamar. Deambulé de allá para acá, aprendí bien qué son los jazmines y sus múltiples variedades; comprendí la singularidad de la biznaga, pero sabía sin saber como había de pregonarla aquí y ahora, a quienes en torno a su anual cita se han reunido.
Sentí la impotencia de qué, con la mejor de las voluntades y cargado de buenos propósitos, quiere tener y ofrecer un mensaje nuevo para compartirlo abierta y profundamente con todos, y observa que, a pesar de que su corazón está plenamente en ello, su cerebro se resiste a coordinar ideas y sentimientos.
Y ante esa difícil situación me encontraba cuando, el retornar una vez más a mis intentos de preparar el cumplimiento del honroso compromiso que se me había dado de ofrecerles un adecuado pregonar de la biznaga, me encontré con una carta que habiendo sido soltada sobre mi mente, abrió emocionado mi corazón.
Se trataba realmente de una carta jamás vista. Su sobre era blanco, sorprendentemente blanco. Igualmente me llamó la atención el inmenso celeste de su insólito sello reproduciendo un hermoso árbol lleno de vida; estaba escrita con una preciosa letra fina, limpia, espiritualmente clara, la dirección escueta, llena de sumo cariño y significado, solo ponía mi nombra y los apellidos que hoy, en esta buena hora que comparto con ustedes, tengo la satisfacción de llevar: Andrés Pregonero Biznaga, y, en magnificas letras que reproducían poética y gráficamente cada una de ellas una biznaga,
“ Málaga ciudad del Paraíso “.
Y, hablando en un presente infinito, decía textualmente:
Querido compañero pregonero:
Perdona que utilice tu voz, y sé bien que también tu corazón, para que, tras casi tres años de ausencia de esa, pueda decirle a los míos, a los que hoy y ahora son muy tuyos compartiendo ese inolvidable instante, lo que durante toda mi vida mantuve y pregoné, pero no he llegado a comprender en su inmensa dimensión hasta que llegué aquí.
Yo, cada tarde, cuando bajaba por la Calzada de la Trinidad con mi olorosa mercancía, con mi penca repleta de biznagas, solía una y otra vez observarlas y me decía, pensando en cada una de ellas y en todas en su conjunto, que hermosos ramilletes de jazmines en forma de bolas, como la Tierra, como yo creía entonces que era el mundo. Y me preguntaba por el exquisito olor de mis biznagas y ambicionaba saber más y más de ellas.
Un día legue a soñar sobre su bella historia y, como había oído que toda flor tiene un alto significado, soñé que la biznaga, repleta de jazmines, tenía que ser en ello verdaderamente singular.
Ahora, aquí, donde las cosas no están en relación con su valor material, se va y para siempre, cual es el mensaje, el buen mensaje significativo de las cosas sencillas que nos rodean, de nuestra biznaga. Y esta noche, cuando todos los ahí reunidos y unidos los hacéis alrededor de la biznaga, permitidme que yo, desde aquí, tan lejos y tan cerca de la vez, os hable de la biznaga.
Siendo tantas las que me ofrecieron su incomparable perfume a lo largo de mi vida, todas son solo una para mi desde que parí de esa.
Desde aquí, donde el tiempo y el espacio no condicionan la existencia, os digo a todos, sin excluir absolutamente a nadie, aunque me temo que algunos no me vais a comprender, que la biznaga no es otra cosa que un insólito mensaje de vida y muerte y, por tanto, aunque os pueda extrañar, bien lo sé yo, de eternidad.
Por si no lo sabéis, hablando de una forma terrena, os contaré que cuando el hombre se expulsó del Paraíso, Dios, en su inmensa misericordia, ante la tremenda desolación en la que el hombre iba a entrar, quiso que por toda la tierra, por el mundo, se extendiese parte material del Paraíso, algo que fuese presencia constante de que el árbol de la vida, el que no fue respetado, sigue permanentemente floreciendo en el Jardín del Edén, es espera del regreso del hombre.
Y decidió, quizás porque en ella es donde mejor se sintetiza lo que era y es el jardín eterno, que es parte del Paraíso que iba a acompañar a la humanidad en su largo destierro por la Tierra, fuesen las flores.
Y entonces los jazmines, las flores que primero iniciaron su caminar terreno decidieron mantener por dentro y para siempre aquel blanco puro que les dio el Paraíso, y se colorearon algo por fuera para recordarle al hombre que su realidad material, simbolizada en su sangre, es temporal.
Y al mismo tiempo, los jazmines entre todas las flores, acentuaron su perfume para hacer ver al hombre constantemente que no todo es materia, apariencia externa y contenido interno, sino que posee algo más, una esencia superior, un espíritu.
Pero ahí, en esa vieja y renovadora, querida y soñada Málaga, donde las personas y las flores siempre fueron bien recibidas, los jazmines, agradecidos, se multiplicaron y crecieron más que en ninguna otra parte, y se vincularon y se introdujeron tan hondamente en el corazón de esta Málaga, que decidieron unirse por grupos para poder darle y ofrecerla a esta tierra y a sus buenas gentes la singularidad de una flor distinta a todas las demás, con características propias y única : la biznaga.
Por favor, pido perdón a todos por la paciencia que han puesto al escuchar mis palabras y mi historia que, a partir de ahora, de esta misma medianoche, quiero que la hagas de todos los malagueños, y tú recibe mi gratitud por darme tu voz y abrirme plenamente tu corazón.
RAFAEL EL BIZNAGUERO.- Malagueño, trinitario, que dejó Málaga y este mundo un día de noviembre de 1.978.
¡ Ah !, se me olvidaba, en el matasello de la carta se podía leer fácilmente:
“ Correo de la eternidad. Paraíso “.
Sentí la impotencia de qué, con la mejor de las voluntades y cargado de buenos propósitos, quiere tener y ofrecer un mensaje nuevo para compartirlo abierta y profundamente con todos, y observa que, a pesar de que su corazón está plenamente en ello, su cerebro se resiste a coordinar ideas y sentimientos.
Y ante esa difícil situación me encontraba cuando, el retornar una vez más a mis intentos de preparar el cumplimiento del honroso compromiso que se me había dado de ofrecerles un adecuado pregonar de la biznaga, me encontré con una carta que habiendo sido soltada sobre mi mente, abrió emocionado mi corazón.
Se trataba realmente de una carta jamás vista. Su sobre era blanco, sorprendentemente blanco. Igualmente me llamó la atención el inmenso celeste de su insólito sello reproduciendo un hermoso árbol lleno de vida; estaba escrita con una preciosa letra fina, limpia, espiritualmente clara, la dirección escueta, llena de sumo cariño y significado, solo ponía mi nombra y los apellidos que hoy, en esta buena hora que comparto con ustedes, tengo la satisfacción de llevar: Andrés Pregonero Biznaga, y, en magnificas letras que reproducían poética y gráficamente cada una de ellas una biznaga,
“ Málaga ciudad del Paraíso “.
Y, hablando en un presente infinito, decía textualmente:
Querido compañero pregonero:
Perdona que utilice tu voz, y sé bien que también tu corazón, para que, tras casi tres años de ausencia de esa, pueda decirle a los míos, a los que hoy y ahora son muy tuyos compartiendo ese inolvidable instante, lo que durante toda mi vida mantuve y pregoné, pero no he llegado a comprender en su inmensa dimensión hasta que llegué aquí.
Yo, cada tarde, cuando bajaba por la Calzada de la Trinidad con mi olorosa mercancía, con mi penca repleta de biznagas, solía una y otra vez observarlas y me decía, pensando en cada una de ellas y en todas en su conjunto, que hermosos ramilletes de jazmines en forma de bolas, como la Tierra, como yo creía entonces que era el mundo. Y me preguntaba por el exquisito olor de mis biznagas y ambicionaba saber más y más de ellas.
Un día legue a soñar sobre su bella historia y, como había oído que toda flor tiene un alto significado, soñé que la biznaga, repleta de jazmines, tenía que ser en ello verdaderamente singular.
Ahora, aquí, donde las cosas no están en relación con su valor material, se va y para siempre, cual es el mensaje, el buen mensaje significativo de las cosas sencillas que nos rodean, de nuestra biznaga. Y esta noche, cuando todos los ahí reunidos y unidos los hacéis alrededor de la biznaga, permitidme que yo, desde aquí, tan lejos y tan cerca de la vez, os hable de la biznaga.
Siendo tantas las que me ofrecieron su incomparable perfume a lo largo de mi vida, todas son solo una para mi desde que parí de esa.
Desde aquí, donde el tiempo y el espacio no condicionan la existencia, os digo a todos, sin excluir absolutamente a nadie, aunque me temo que algunos no me vais a comprender, que la biznaga no es otra cosa que un insólito mensaje de vida y muerte y, por tanto, aunque os pueda extrañar, bien lo sé yo, de eternidad.
Por si no lo sabéis, hablando de una forma terrena, os contaré que cuando el hombre se expulsó del Paraíso, Dios, en su inmensa misericordia, ante la tremenda desolación en la que el hombre iba a entrar, quiso que por toda la tierra, por el mundo, se extendiese parte material del Paraíso, algo que fuese presencia constante de que el árbol de la vida, el que no fue respetado, sigue permanentemente floreciendo en el Jardín del Edén, es espera del regreso del hombre.
Y decidió, quizás porque en ella es donde mejor se sintetiza lo que era y es el jardín eterno, que es parte del Paraíso que iba a acompañar a la humanidad en su largo destierro por la Tierra, fuesen las flores.
Y entonces los jazmines, las flores que primero iniciaron su caminar terreno decidieron mantener por dentro y para siempre aquel blanco puro que les dio el Paraíso, y se colorearon algo por fuera para recordarle al hombre que su realidad material, simbolizada en su sangre, es temporal.
Y al mismo tiempo, los jazmines entre todas las flores, acentuaron su perfume para hacer ver al hombre constantemente que no todo es materia, apariencia externa y contenido interno, sino que posee algo más, una esencia superior, un espíritu.
Pero ahí, en esa vieja y renovadora, querida y soñada Málaga, donde las personas y las flores siempre fueron bien recibidas, los jazmines, agradecidos, se multiplicaron y crecieron más que en ninguna otra parte, y se vincularon y se introdujeron tan hondamente en el corazón de esta Málaga, que decidieron unirse por grupos para poder darle y ofrecerla a esta tierra y a sus buenas gentes la singularidad de una flor distinta a todas las demás, con características propias y única : la biznaga.
Por favor, pido perdón a todos por la paciencia que han puesto al escuchar mis palabras y mi historia que, a partir de ahora, de esta misma medianoche, quiero que la hagas de todos los malagueños, y tú recibe mi gratitud por darme tu voz y abrirme plenamente tu corazón.
RAFAEL EL BIZNAGUERO.- Malagueño, trinitario, que dejó Málaga y este mundo un día de noviembre de 1.978.
¡ Ah !, se me olvidaba, en el matasello de la carta se podía leer fácilmente:
“ Correo de la eternidad. Paraíso “.
Andrés García Maldonado
18 de Julio de 1981
C. D. de Carranque
18 de Julio de 1981
C. D. de Carranque
IMAGENES DE LA FIESTA. EDICIONES I A IX
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