sábado, 12 de julio de 2008

XIV FIESTA LA BIZNAGA

XIV FIESTA LA BIZNAGA

En el año 1988, en su día 12 de Febrero se produce elección de Presidente en la Asamblea General Ordinaria llevada a cabo y convocada por el saliente Manuel Gallego Pérez.



Presentada su candidatura y en su punto de la Orden del día, se lleva a cabo la votación pertinente y sale elegido por mayoría absoluta, la única presentada, que corresponde a D. Pedro Vergara Beigveder, este día accede al cargo con un gran saco cargado de ilusiones para llevar a cabo proyectos e iniciativas provechosas para la Entidad.
Fechas anteriores a aquella época, todavía siendo Presidente Manuel Gallego Pérez, había nacido en el seno de la Peña, la Hermandad Romera de la Alegría, hecho este que llevan a buen fin, pero, que crea un gran cisma en la Entidad y se conforma una gran división de socios.
Pedro Vergara, hombre inquieto y, como se suele decir por el lugar, con poca mano izquierda, no puede dominar la situación y ésta le derrota. De forma que, el día 9 de Mayo del mismo año, presenta de forma irrevocable su dimisión y convoca elecciones para día 10 del mes de Junio.

Ante esta situación enrarecida por los hechos, el socio fundador Francisco Moreno Salas, se dirige a mi, ya ex presidente, que por aquella época me hallaba algo distanciado de la Entidad por motivos laborales, informandome de la situación, y me solicita si es posible, vuelva a presentar mi candidatura a la presidencia para tratar de dar solución al problema existente en el seno del colectivo que se encontraba totalmente dividido. A raíz de esta visita, convoco varias reuniones con un grupo de socios, fundadores muchos de ellos, para comprobar el nivel de compromiso de todos, reuniones que sirvieron para conformar una nutrida y fuerte Junta Directiva para las venideras elecciones en el mes de Junio.
Llegado el día 10 del mencionado mes y presentadas las candidaturas de Francisco M. Sánchez Rodríguez y Alfonso Arlandi Muñoz, la votación a Presidente quedó establecida en 68 votos a mi favor 44 a Alfonso Arlandi y 2 votos nulos. De ésta forma quedo nombrado Presidente electo.
Tomado de nuevo contacto con el cargo , me pongo manos a la obra, pues el acto principal de la Peña, como es La Fiesta La Biznaga está a la vuelta de la esquina y no hay tiempo material que perder, pues éste apremia.
Los puntos principales a resolver con urgencia evidentemente son el Pregonero y el artista creador del Cartel, que nos anuncie la nueva edición de la Fiesta.
En compañía de Manuel Gallego, curso visita a Eugenio Chicano, y en la Cafetería Samoa de C/. La Victoria, sentados en la terraza con un café por delante, le solicito a Eugenio su creación artística del Cartel, compromiso que adquiere con gran cariño el genial pintor, diseñando una preciosa obra que fue presentada a los socios en los salones de la Peña quince días antes de la Fiesta La Biznaga.
El diseño del cartel representa una Biznaga erguida con sus jazmines entre estrellas, como si fuese una constelación más.




En la foto podemos observar a Eugenio Chicano, Paco Sánchez y Diego Gómez en la presentación del Cartel.





En el apartado del Pregonero respetando la idea que ya tenía Pedro Vergara, ofrecí el cargo a quién ya tenia bastante experiencia en el evento, puesto que había presentado el acto en varias ocasiones, esta persona no era otra que Diego Gómez Cabrera, a quién le congratuló altamente la idea.
Conseguido los dos objetivos principales, ya todo era bastante más sencillo, pues, contratar el tema artístico, era menos problemático y, sin demora se hacen las gestiones oportunas para conseguir un atractivo programa..

Como quiera que este año, la responsabilidad de la conducción de la Fiesta había quedado vacante, tras contactar Pilar Labajos ( Radio Torcal ) una gran profesional de las Ondas como quedó demostrado, ella quedó comprometida llevando a cabo en su momento un buen desarrollo del evento con la colaboración especial de Candi Gallardo que tenia la responsabilidad de la coordinación general del evento.
Una vez iniciada la Fiesta, como era tradicional con bailes por Malagueñas y Verdiales Pilar Labajos presenta a Candy Gallardo que pasa a presentar al Pregonero, toda vez que Eugenio Chicano, se había negado a ello por circunstancias especiales.
Grupo de Baile Las Jardineras de Peña Jardín de Málaga abriendo la Fiesta porMalagueñas.




Candy Gallardo ataviada con traje andaluz recibiendo un ramo de flores del Vicepresidente D. Juan Pinto por su presentación del Pregonero.
En el transcurso del Pregón, la voz del Pregonero concitó la atención de todos los asistentes, dada la curiosidad por escuchar el bonito Pregón de Diego Gómez que una vez concluido recibió la Biznaga de Plata de mis manos toda vez que era entonces el Presidente de la Entidad..

Terminado el acto principal de La Fiesta, se compone un jurado y se organiza un desfile de bellas jóvenes para encontrar a la mas bella que nos represente durante este año 1988. Tras larga deliberación del jurado salió elegida Mari Carmen Conejo Ruiz sobrina del socio Miguel Tello ( socio de la Entidad ) procediendo a su coronación. En el apartado artístico, se conformó un atractivo programa pues se contó con la actuación del Grupo de Bailes Regionales Los Biznagueros, La Escuela Municipal de Danza de Antequera, el Grupo de Baile Las Jardineras de la Peña Jardín de Málaga, el Grupo Al-Alba y con la orquesta Bolero, que consiguieron la diversión y el entretenimiento de todos, permaneciendo en el recinto hasta altas horas de la madrugada.

Mari Carmen Conejo Ruiz. Miss Biznaga 1988 y Presidente con vestidos típicos andaluces como la Fiesta lo requería.
Como cualquier acto, este también tuvo su anécdota problemática, pues dado que la Junta Directiva llevaba el control del servicio de Barra y se había contactado con el profesional de hostelería Juan Pedro Trescastros, que se responsabilizaba de su organización una vez se le entregaran los medios necesarios, al inicio de la apertura del servicio, el responsable de la Junta Directiva se había olvidado los Tickets de venta, originando dicho olvido una gran confusión y retraso en el inicio de la Fiesta. Al final una vez solucionado todo quedo quedó en eso que se suele decir " una anécdota”.




En esta instantánea, podemos observar al Pregonero Diego Gómez Cabrera haciendo uso de la palabra en su Pregón, presidido por una enorme penca de BIZNAGAS, que al finalizarlo, son repartidas entre los asistentes a la Fiesta.


PREGÓN
XIV FIESTA LA BIZNAGA

Por: Diego Gómez Cabrera
Periodista

Buenas noches. Querido Presidente, estimados amigos de la Junta Directiva de esta veterana aunque siempre joven Peña.... Buenas noches, Sras., Srtas. Y Sres. De “La Biznaga“. Gracias por estar ahí, a la espera de participar de lleno en esta gran Fiesta preparada por sus directivos y, de alguna manera, arropando mi presencia. . . Lo único que me atrevería a pedirles en este instante es unos minutos de silencio, pocos, porque voy a tratar de sr muy breve. Eso, al menos, creo yo. Para éste año de gracia de 1.988 se me designa Pregonero de vuestra Fiesta.

Pregonero. ¿Qué es ser pregonero? Pregonero de. . . Se puede ser pregonero de muchas cosas, si por ser pregonero se entiende lanzar a los cuatro vientos las excelencias de tal o cual producto, que Málaga ha sido desde siempre una ciudad rica en pregones de todo tipo: chumbos, moras, tela, pescado, biznagas. . . Las biznagas, el centro de atención de la mujer malagueña, que es a ella y sólo a ella a quién embellece en los meses en que los jazmineros, esos arbustos de estrellas blancas y olorosas, están en su cénit.

Desde hace unos años- ustedes saben- vengo siendo presentador de esta fiesta pletórica de malagueñísmo que es la Fiesta de “ La Biznaga “. Y este de 1.988, por acuerdo de una Junta de Gobierno anterior a la actual, aunque refrendada la designación por la actual, se me designa nada más y nada menos que ¡ Pregonero de La Biznaga!. Cuando se me propuso, dicha sea la verdad, no supe cómo reaccionar. Asumir la responsabilidad me parecía demasiado, pero decir que no a mis entrañables amigos de la Peña, podía ser una especie de desaire, de bofetada, que no sé como hubieran podido llegar a encajar. Así es que acepté y que sea lo que Dios quiera, pensé. Hubo alguna otra dilación en la fecha elegida, de ahí que ya me hubiera hecho a la idea de que llegarían a olvidarse de mí. Pero no fue así...y aquí me tienen: en esta especie de tribuna festiva del Colegio Europa, cuya dirección acoge siempre con complacencia cualquier idea de cara a la cesión de sus instalaciones para celebraciones de distinto matiz. Gracias en nombre de la Peña a la cual me hallo ligado desde hace años, desde que mis amigos Andrés Vázquez, por aquel entonces Presidente, y Antonio Ávila, amigo de los tiempos del servicio militar en Zaragoza fueron a buscarme. Vendría después como Presidente Manuel Gallego, otro de los amigos entrañables de esta Peña. Son muchos, gracias a Dios, de ahí que les invite cordialmente a compartir conmigo la responsabilidad de decir esta noche algo con cierta garra.

He pregonado cosas muy diversas: desde la Malagueña, como baile y como mujer, pasando por la Semana Santa de nuestros amores en algún que otro Pregoncillo; por lo amores marineros de la Virgen del Carmen, por nuestra autonómica Andalucía y. . . ¡ por el Rocío!. Fui el primer Pregonero que tuvo la Hermandad la Hermandad de Marbella y el de Almería de este año. Y, ahora, de la Biznaga. No les miento si les digo que me haría felicísimo dar con los motivos suficientes para hablar del jazmín y de la biznaga sin tener que recurrir a datos que algún que otro libro podrían proporcionar, como así ha ocurrido.

Cualquier patio, cualquier jardín, cualquier terraza es terreno abonado para que crezca un jazminero. Es cierto que las manos amorosas de la mujer habrán de poner de su parte para que el jazmín se desarrolle hasta llegar a convertirse en ese ramillete con forma de bola que embellece más aún su rostro.

El jazmín es originario de Oriente, concretamente de Persia, lo que nos induce a pensar que serían aquellas mujeres – las persas – las que cortarían los primeros para perfumar estancias, que para adornar cabezas. . . ¡con tantísimos velos!. Pero debió de ser la mujer malagueña – lista donde las haya – la que un día (de esta debe hacer siglos ya) la que comenzó a ensartar florecillas que son el delirio veraniego de los malagueños todos en la umbela seca del llamado Ammi Visnaga. Porque se llama umbela esa especie de seca sombrilla que será destino perfumado de muchas tardes... Y de muchas guapas. Y de muchos asombros, que aún hay gente que no se explica cómo puede crearse algo tan original partiendo de la blancura pequeña del jazmín.

Si yo fuera pregonero
de la olorosa biznaga
y se me abrieran las calles
con mujeres asomadas
a ventanas y balcones
gritándome: ¡Venga usted!,
yo te juro, malagueña,
que te iba a volver loca
con las luces de mis ojos
y el aliento de mi boca.
¡Biznagas de las de olor!
Y tú, mirándome absorta.
Yo, mirando tu color.
En mi penca las biznagas
Que los jazmines me dieron
Y en mi voz algo salada
El Pregón con que te obsequio.
Si me la quieres comprar
Hazlo sin temor ninguno;
No voy a comerte, guapa!
- Es lo que quisiera uno.
Yo vengo para enmarcarte
con mis biznagas de olor...
Huélelas muy despacito
Que están derrochando amor.
Que si una biznaga fuera
suficiente para ti,
cuantas llevo te las diera
si tú te dieras a mí.
Piénsalo, recapacita...
que aquí, en Málaga la bella,
la mujer que una biznaga
en su pelo no se prende
está haciendo oposiciones
para soltera perenne.
¿Lo crees o no lo crees?
Yo a ti no voy a engañarte.
Decídete, malagueña,
que en la penca llevo arte
en forma de flores blancas
con un olor que embriaga...
¡Lánzate ya de una vez
y cómprame una biznaga!
Y cuando tú te la prendas
en el pecho o en el pelo,
yo ya tendré suficiente
al ver cumplido mi anhelo:
el haber sido, aunque en sueños,
de tu gracia pregonero.


Pétalos blancos, inmaculados, únicos, los del jazmín. . . Pétalos sugerentes y sencillos. Pétalos en número impar (cinco dice el diccionario), aunque con el jazmín suceda como con el trébol, que se supone ha de tener tres hojas – de hecho son las que tiene- hasta que, con un golpe de suerte, te encuentras con uno de cuatro. . . O un jazmín con seis pétalos, que yo puedo dar fe de que es así porque en el retiro que me impuse en los últimos días para tratar de tener a punto este pregón, di, en un bello pueblecito de nuestra serranía, con varios de tenían seis. Signo de suerte olorosa es ser dueño de un jazminero, que a cualquier hora del día cree un ambiente único en derredor, especialmente en horas de la noche... Y da lo mismos que el jazminero trepe por una pared o que, a manera de parra, te proporcione sombra en las diurnas del estío, a la par que te va arrojando sus flores en forma de lluvia inacabable... Toda Málaga es una especie de jazminero impresionante que, por milagro de su luz, se convierte por la noche en especie de joyero maravilloso que solíamos ver a menudo cuando bajábamos más despacio cada vez por la ya casi obsoleta carretera de los Montes. Obsoleta para muchos pero vigente aún para quienes gustamos de emborracharnos de ese algo inexplicable que tan sólo se ve y se respira aquí, en este rincón de nuestros amores, comparable a una grandiosa biznaga:

Porque eres malagueña
y porque me gustas tanto
vas a permitirme, guapa,
te piropee con mi canto.
Con mi canto y con mi flor
que es blanca como la nieve
y olorosa como tú
que de mi Málaga eres.
Y no una sino cien
de estas flores olorosas
voy a ensartar en la umbela
seca del Ammi Visanaga
que cubran con su blancura
lo moreno de tu piel
y cualquier gesto que hagas.
Ella pondrá su perfume
que fue persa y es divino
y ese destello de luz
propio de la misma aurora
y la claridad del vino
a Málaga “cantaora”.

Málaga y sus rincones... Por algo dijo el poeta:

La Farola, la Alcazaba,
el Parque y el Limonar,
son lo mismo que biznagas. . .
¡ Quién las pudiera comprar!

Igual si eres propietario o propietaria de un jazminero, regalarás su flor a manos llenas. Porque crecen y se multiplican como por arte de encantamiento. Y hasta puede que de encantamiento persa traspasando por arte de ensalmo a la Málaga que nos viera nacer.

Llenemos con los jazmines encontrados a los pies de cualquiera de esos arbustos de tallos verdes, delgados y flexibles, un cestillo que depositaremos a los pies de la Virgen de nuestros amores... o que entregaremos a la mujer que comparte o compartirá nuestra vida para que, a manera de un incienso pletórico de blancura, inunde con su aroma la vida compartida de seres que se aman.

Creo recordar que mi primer contacto con la flor y el olor del jazminero fue en mi infancia. Podía tener menos de los ocho años cuando –lo recuerdo muy bien- tuve la impresión de estar subyugado por algo que estaba allí, que podía tocar y que, sin embargo, me merecía un respeto especial. Me parecía todo aquello demasiado bello como para destruirlo con mis manitas. Luego comprobé que mi madre (que en gloria esté) cogía esa umbela de la que les he hablado en varias ocasiones y comenzaba a ensartar en ella aquellos jazmines que permanecían cerrados. Cerrados y, sin embargo, con unos deseos inmensos de abrirse porque, como por arte de magia, nada más tomar contacto con la cabeza de mi madre, se abrían y desprendían un envolvente olor que aún hoy perdura en mis sentidos. Fui creciendo y empecé a empaparme de las cosas de mi tierra, esa tierra sin parangón posible que es Málaga, mi Málaga, nuestra Málaga, amigos, y a seguir subyugado de por vida con cosas tan sencillas pero tan grandiosas a la vez como es la biznaga. Y recorrí una y mil veces las calles de mi cuna, Churriana, y me topé con el hombre que vendía pescado en sus cenachos. Y moras. Y chumbos. Y madroños ensartados en cañas. Y... ¡biznagas¡

Y tuve novias, como cualquier joven que se precie (ahora suelen ser amigas íntimas la mayoría de las ocasiones). Y hasta me llegué a enamorar en sueños de la que, pasados los años, llegaría a ser mi mujer. Y no es que llegara a conocerla en aquella época, sino que soñé una y mil veces a una mujer casi perfecta a la que quería como esposa y como madre de mis hijos. Y la encontré. Y paseamos por las calles. Y nos topamos más de una vez con el biznaguero que, faja roja a la cintura, pantalón oscuro y camisa tan blanca como la mercancía que ofrecía, llevaba en su brazo izquierdo, elevada, una penca verde sembrada de biznagas. Y, siempre, la más hermosa para ella, para la mujer de quién me había enamorado perdidamente.

Los últimos jazmineros los he visto, por ahora, en la finca de unos amigos a la que solemos retirarnos cuando necesitamos descansar verdaderamente. Está en un amplio mirador, junto a una parra y una fuente que deja caer constantemente un chorro de agua fresca que muy bien podría servir de espejo en el que esas florecillas blancas, olorosas, podrían mirarse sin temor a sentirse espiadas. Creció junto a un rojo pacífico y rodeado de infinidad de árboles frutales.
El otro está en el patio de mi Hermandad del Rocío a manera de parra. Las lluvias blancas olorosas de olorosos jazmines son diarias. Y mis hijos y otros niños suelen recogerlos con mimo para introducirlos en un cestillo de mimbre para depositarlos más tarde a los pies de una imagen de la Blanca Paloma en cerámica o en el altarcillo de nuestro viejo Simpecado... La flor del jazminero, su olor mágico, son como una constante en mi vida y no porque esta noche me haya tocado exaltar la biznaga como núcleo en el que se dan cita numerosos jazmines. Pienso que algún día tenía que ocurrir. Había sido juglar literario de muchas cosas, menos de la biznaga. . .La Peña de su nombre, a la que desde hace años me hallo unido, me ha brindado la oportunidad. Mil gracias. Lo he hecho con cierto miedo, aunque con la casi absoluta certeza de que mis biznagueros iban a arroparme con su afecto. Como así ha ocurrido. Estoy doblemente agradecido, pues, a quienes confiaron en mí y a quienes tuvieron paciencia de santos al escucharme.

Igualmente a quienes pudieran importarle un bledo mis palabras, señal inequívoca de que pasan de las cosas que su Peña, nuestra Peña, promueve y, por supuesto, de la biznaga como inequívoca señal de algo grande que se confecciona a base de muchas cosas pequeñas: los jazmines, y que desde tiempo inmemorial enmarcan la belleza de la mujer malagueña: La Biznaga.

Que no se ofenda el jazmín
con su blancura pequeña
si eres más bella que él,
que lo eres, malagueña.

Quisiera terminar diciendo algo a la mujer capuchinera, dado que es las capuchineras de la Peña “La Biznaga“, de quienes las capuchineros andan más enamorados. Aunque sean de adopción alguno de los componentes de esas parejas que vibran con las cosas de su Peña. Y así termino tras darles las más expresivas gracias por tantas atenciones:

Porque esta noche te prendes
la biznaga malagueña
y te sientes orgullosa
de ser mujer de esta Peña
quisiera decirte: ¡ guapa
con que salero la llevas!
Ven y siéntate a mi lado,
contempla este ambiente nuestro,
respira profundamente
y embriágate de olor,
de ese olor que trae el aire
y que me pone en el brete
de decirte que es amor.
Amor por tu amor en flor,
porque hagas lo que hagas
me parecerá encontrarte
rodeada de biznagas.

Gracias, biznagueros. Simplemente eso. Buenas noches.

Diego Gómez Cabrera
Málaga 30 de Julio de 1988
Colegio Europa
(Puerto de la Torre)

IMAGENES DE LA FIESTA. EDICIONES X A XV
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