jueves, 24 de julio de 2008

XXXI FIESTA LA BIZNAGA

XXXI FIESTA LA BIZNAGA

Una vez superada por la presidencia la primera prueba de fuego con la Fiesta la Biznaga del año 2005, la Junta Directiva continua trabajando para dar cumplida cuenta de todas las actividades comunes que la Entidad desarrolla durante el año, se sigue trabajando en la organización de actos culturales, sociales, recreativos, etc. para el disfrute de los socios en general. Se lleva a cabo la celebración de XXXI Aniversario que cumple la Entidad el 21 de Septiembre del 5º. año después del 2000. Próximo a la Navidad se monta el Belén como cada año en los salones de la Peña, participando en el Concurso de Belenes que organiza la Federación Malagueña de Peñas Centros Culturales y Casas Regionales La Alcazaba, se organiza la ya tradicional mariscada de hermandad en el sábado más cercano a la Natividad del Señor, para de esta forma ir adentrándonos en la fecha de los Reyes Magos que seguro nos traerán trabajo a destajo para desarrollar la Fiesta La Biznaga en su XXXI Edición.
Gozando de la total confianza del Presidente Alfonso Ruíz, éste me concede los honores para buscar Pregonero para la Fiesta.
El momento solemne de la Fiesta, que sin duda, es el Pregón, se lo ofrecí al Profesor de Periodismo de la UMA D. Teodoro León Gross ( idea aportada por D. Francisco Fadón Huertas). Después de varias visitas con estudio y repaso de pregones anteriores el profesor León Gross me confirma su aceptación como Pregonero de la XXXI Fiesta La Biznaga. El acierto en la elección es pleno, toda vez que el Pregonero es considerado en Málaga a pesar de su juventud personaje muy importante dentro de la Cultura Malagueña.


Cartel creado por el artista Juan S. Torres Toregrosa


Una vez conseguida la figura principal de la Fiesta, el Presidente se dirige al artísta del cartel del año anterior D. Manuel López para solicitarle colaboración en la elección para la edición actual, quien con su amistad, consigue que sea D. Juan S. Torres Torregrosa, hijo de D. Salvador Torres Narváez, que ya en el año 2004 nos confeccionara una bella obra. El Cartel es presentado en el salón de los Espejos del Excmo. Ayuntamiento de Málaga el día 30 de Junio de 2006.Como quiera que por estas fechas se está jugando el Mundial de Fútbol de Alemania, la hora se adelanta a las 19.30 Horas, para no coincidir con ningún partido que nos pueda interferir en la asistencia para ver el alumbramiento de la obra de Juan Salvador Torres.

En la foto podemos observar al Presidente en unión de componentes de la Federación de Peñas recibiendo al Alcalde D. Francisco de la Torre Prados y al Concejal del Distrito de Churriana D. José E. Hazañas Céspedes para asistir al Evento.


La Fiesta cuenta ya con las dos figuras principales del evento y es por ello que ya se le puede poner fecha a la misma y como siempre acercándonos lo más posible al sábado mas cercano al 15 de Julio, la Junta Directiva declara el mismo día 15 a las 21.00 horas para la celebración del acto. En esta ocasión al solicitar La Finca La Cónsula para el desarrollo del acto me llevo una gran desilusión, pues el lugar donde se viene desarrollando año tras año, nos lo deniegan, dado que se van a llevar a cabo obras de remodelación que prohiben el acceso al lugar; Lugar éste de bella estampa, vergel único, rincón paradisiaco, este parecía que se había inventado para pregonar a los cuatro vientos la BIZNAGA, pero no es posible seguir soñando y nos trasladan a otro rincón de La Cónsula donde está ubicada la cristalera. Este aún estando dentro del mismo recinto, el entorno es otro muy diferente, pero no hay otro remedio que convencerse y contentarse pensando en que es lo que tenemos.

No quiero por un momento que este comentario parezca un desaire al lugar, pero la añoranza del anterior no me la podré borrar nunca.
Vaya desde aquí mi agradecimiento personal y como componente de la Entidad Peña La Biznaga al Excmo. Ayuntamiento de Málaga, que, en las personas de sus Concejales D. Antonio B. Alvarez Fernández primero y D. José E. Hazañas Céspedes después, desde que accedieron al cargo han venido colaborando con la Fiesta de una forma excepcional. Desde esta tribuna tengo que reseñarlo y hacer hincapié en ello agradeciéndoles siempre su apoyo a la Fiesta. Nuestro más profundo agradecimiento a ellos y a todos los equipos del Distrito de Churriana, con sus Directores a la cabeza D. Enrique Cabrera, D. José A. Serrano, Jefe de Servicios Operativos D. Antonio Robles, Loli Navas y a todo el equipo en general MUCHAS GRACIAS.
El plato fuerte del Acto está designado y la Junta consigue que Ana Puyol con su Grupo Pazos Danza esté de nuevo para abrir la Fiesta por Malagueñas.
Terminada la breve actuación de las malagueñas Candy Gallardo llama a D. José Atencia para que este ciñendose a lo ya tradicional de el Pregonero anterior hacer la presentación del actual, el Sr. Atencia hace una breve pero sincera presentación de D. Teodoro León Gross, que seguidamente sube al estrado con un bello Pregón de la ya Málaga antigua y el deseo de la futura con la descripción de la Biznaga como la flor que es flor, pero que no lo es, pero que lo es.

Al terminar su Pregón, el público brindó un estruendoso aplauso al Pregonero que con gestos ostensibles agradecía. En este momento el Presidente como cada año, desde hace al menos treinta, entrega la Biznaga de Plata a D. Teodoro León Gross, gesto que este agradece y firma en el Libro de Oro de la Entidad.


A continuación,para cerrar el Acto Cultural del Evento sube de nuevo al escenario el Grupo Pazos Danza que se marcan un popurri de los Bailes de Málaga.


Mesa Principal atenta al Grupo de Baile Pazos Danza de Dª. Ana Puyol
El acto del culto a la Biznaga ha terminado en este momento, y verdaderamente que por lo visto y oído en el, nos podemos sentir más que satisfecho, pues el Pregón ha sido magnifico y todo ha transcurrido según lo previsto, así es, que, después de esto no queda mas que divertirse un rato que el cuerpo lo agradece, seguidamente se da paso al espectáculo que para ello se ha contratado y se cuenta con la participación de un Grupo Flamenco que lo hace a las mil maravillas, se trata del Ballet de Susana Lupiañez"La Lupi"que nos envolvieron con sus bailes,danzas, músicas y olés. Vaya un ! Olé ! por esta artísta malagueña que ha crecido en nuestro Barrio de Capuchinos en los alrededores de La Biznaga.
Antes de continuar desgranando los momentos más señalados de la Fiesta, quisiera hacer un inciso y al igual que anteriormente he significado mi agradecimiento personal y el de toda la Entidad al Ayuntamiento en su Junta de Distrito de Churriana y a todos los componentes de sus respectivos equipos desde aquí, quisiera también agradecer su valiosa colaboración a Excma. Diputación de Málaga, Compañia de Bebidas Pepsico en las personas de D. José Bernal Ayuso y Francisco Fernandez, Cervezas Heineken España, S.A. en la persona de D. Francisco Berrocal, así como a la Federación Malagueña de Peñas Centros Culturales y Casas Regionales la Alcazaba, a quienes yo personalmente he molestado en infinidad de ocasiones, recibiendo siempre de todos ellos por respuesta su concurso y colaboración en el Evento, desde aquí reciban mi más sincero agradecimiento por todos los años que nos han ofrecido su apoyo total.
También en esta edición colaboran con la Fiesta como azafatas las señoritas Dessire Arias, Estefanía, Carolina y Ainhoa, vaya un ! gracias ! para todas ellas.
Para terminar envolviéndonos en bailes y alegrías se contó con el concurso de Poker de Ases, donde los amigos Frank y Juan hicieron las delicias del público en general haciéndolos bailar y reir durante toda la noche hasta las 3 de la madrugada.
Después de todos lo vivido esta noche no me queda más que decir: " Presidente enhorabuena"


PREGÓN
XXXI FIESTA LA BIZNAGA

Por: Teodoro León Gross
Profesor Titular Universidad de
Málaga.
Periodista

Una biznaga es una flor que no es una flor.

He ahí una de esas paradojas que de un tiempo a esta parte apasionan los teóricos de la pos-modernidad, fascinados por las realidades irreales, por los espejismos de verdad.
En Málaga, sin embargo, se trata de un hecho cotidiano casi desde la antigüedad, con su inequívoco estampillado mozárabe de evocaciones persas.

Sí, la biznaga es una flor real pero irreal. Natural y no natural. Está pero no está.

Casi podría parafrasearse a Gertrude Stein afirmando que se trata de una flor que no es una flor que es una flor que no es una flor que es una flor.

Por la mañana, con la precisión característica de los orfebres, con la minuciosidad cabal de los alquimistas, con esa paciencia peculiar de los miniaturistas conventuales, se ensartan los jazmines cerrados, uno a uno, delicadamente, en la umbela puesta a secar desde un año antes, uno de esos tallos de cardo que parece una sombrilla en invierno cuando el propietario se lleva la lona a la tintorería… Y en ese tallo, sí, de buena mañana se ensartan los jazmines cerrados y se humedecen a lo largo del día, regándolos como con un hisopo de agua bendita para promover el milagro de ver abrirse la biznaga al caer la noche.
Admitámoslo, es una idea fantástica.

Las flores son modelos de pret-a-porter. Están ahí, en los escaparates de la naturaleza, preparadas para ser llevadas y traídas, con un diseño de serie. La biznaga, en cambio, forma parte de la alta costura vegetal. Se trata de una invención, un patrón original, una elaboración formidable, con un punto clasicista tipo Balenciaga y bastante exceso barroco Lacroix; y cada biznaga es un modelo hecho a medida, para lucir esa noche, y seguramente solo esa noche. Porque la biznaga se desvanece, al amanecer, en el silencio aromático de los dormitorios.

Yo creo que esta-flor-no-flor es, con derecho, por derecho, uno de los símbolos inequívocos de Málaga; una parte consustancial de la identidad alegórica de esta ciudad, como la Manquita con su manquedad digna tras la guerra americana –igual que don Miguel de Cervantes a la vuelta de Lepanto- o como los chanquetes casi transparentes que al romano Plinio le hicieron pensar que era un pescado nacido de las gotas de la lluvia al caer sobre el mar; como la bahía con vocación de transvertirse al atardecer de cuadro azul de Bola Barrionuevo, como la pérgola umbrosa de la Finca de la Concepción donde alguna vez se decidió el destino de España en compañía de Cánovas y el marqués de Salamanca.
Y este símbolo de la biznaga –seguramente como todos los símbolos- no es por azar.
Dice mucho de una ciudad que esté representada por una flor; pero sobre todo si se trata de una flor que no es una flor…. una flor inventada, que está en la naturaleza pero no está en la naturaleza.
Eso, creo, retrata -al menos en parte- el alma de Málaga; esta ciudad peculiar, donde al gran faro le llaman farola, donde se venden flores anunciando que se vende olor.
Y es que tal vez Málaga tenga mucho de eso: ciudad de fugacidades, de escalas cambiadas, con una estabilidad cautivadoramente precaria.

La ciudad, como la biznaga, estaba ahí pero no estaba ahí.

Esta ensenada protegida por el friso montañoso que va de San Antón al Monte Coronado, atravesada por el cauce del Guadalmedina a menudo seco pero afluido de traicioneras escorrentías, con las playas rocosas de levante en cuyas cuevas había asomado el fuego y las playas serenas de poniente, ante el Mediterráneo con su vocación imposible de lago, y la vega fértil del Guadalhorce arriba donde la naturaleza por sí sola es capaz de inventar vergeles, ahí, en este lugar, se ha ensartado episodio tras episodio: primero las embarcaciones fenicias de Tiro y Sidón, con el propósito de establecer una red de colonias y factorías en lugares estratégicos, eligieron este lugar; después los griegos, socios preferenciales de la monarquía tartesa bajo el mítico Argantonio, trajeron hombres de fortuna y también poetas; más tarde el desembarco de Cartago, tras la crisis del metal, para recomponer las rutas comerciales, cargar grano y mineral, y beneficiarse de sus pesquerías; y tras las guerras púnicas, Roma, con sus alcantarillados y anfiteatros, sus termas y foros, Roma con la romanización y Málaga con la factoría augusta de salazones que alcanzaría un prestigio formidable hasta enriquecer a los comerciantes y arrendadores de las industrias conserveras, porque el garum –aquella salsa elaborada las vísceras maceradas del atún y la caballa- llegaría a ser uno de los manjares de la metrópoli, y a cambio aquí se incorporaron las leyes, los lujos y un teatro; y después el Islam impetuoso de zocos y bulla, de mezquitas y mercaderes, de joyas y canciones, de calles estrechas y buenas verduras y la cerámica dorada cuya fama -con el nombre de Málaga- aún perdura entre los coleccionistas mayores del mundo; y suma y sigue, los tiempos y los episodios se han sucedido en torno a esta ensenada… y ¿por qué no? se puede pensar en cada uno de esos episodios como el jazmín que se va ensartando en una estructura común, perfeccionando el resultado de este lugar,
donde Torrijos dijo la palabra libertad, donde Manuel Agustín Heredia demostró que los altos hornos no sólo son del norte, donde Loring dio sentido público al lujo vegetal de las especies exóticas para los jardines,
donde Picasso aprendió a ver la luz, donde el Cojo bordaba el flamenco en el Café de Chinitas, donde las imprentas de Altolaguirre y Prados encuadernaron a la generación del 27, donde Blas Infante albergó su esperanza andaluza, donde Manolo Alcántara descubrió las musas de alta graduación, donde Pedro Aparicio incorporó la fe en el europeísmo municipal, donde Antonio Soler ha literaturizado los héroes fronterizos del Camino de Antequera como arquetipos universales, donde … donde todo eso y mucho más.

La biznaga es, con naturalidad, un símbolo de Málaga
Y un símbolo es mucho más que una metáfora..
Sí, por supuesto también es metáfora, y se puede decir que la biznaga es la constelación de la noche de Málaga, que los jazmines son los puntos sobre las íes del verano, que estas flores blancas son mariposas perplejas por la belleza de las noches de verano, que las pencas de biznagas son nevadas estivales junto al Mediterráneo.
Pero un símbolo es algo más que ingenio poético.
Se trata, sobre todo, del sentido primigenio de las cosas, la síntesis íntima de los arquetipos, el paradigma más profundo de la realidad, puesto que las cosas son lo que son, pero simbolizan más allá de eso que son.

¿Qué simboliza la biznaga?
La tentación inevitable es ver en ella el valor de la tradición, los orígenes arábigo-andaluces fundidos con el legado hispano-romano, la inclinación a la lujuria vegetal de los habitantes de la comarca; y, en definitiva, la conservación de una manera de hacer las cosas que nos identifica con nuestra propia memoria. El icono que -como a Proust- nos traslada de lo que somos a lo que siempre hemos sido.

Tal vez sea así. Sin duda es así.
Pero quien les habla ve en la biznaga otra carga simbólica, no necesariamente contradictoria con aquella, pero sí diferente.
La biznaga es un símbolo de la creatividad
En la biznaga no hay un conformismo con la naturaleza. Es más, se trata de una declaración inconformista hacia ésta, un desafío para mejorarla.
No se venden jazmines sino una composición surgida de la mano del hombre, concebida por el talento humano, el de quien adivinó que el jazmín ensartado en la umbela del cardo adquiría otra dimensión superior.
Y si me permiten decirlo: a mí esto me parece un símbolo extraordinariamente más valioso que el otro.
Tal vez por eso la simbolización actual de Málaga, para quien les habla, es el Parque Tecnológico, donde hay nombres como Cetecom, Isofotón, Aertec, Airzone, que ya forman parte del próspero santoral de emprendedores de este lugar como en otro tiempo los nombres de la Casa Larios, Heredia, Bevan, Taillefer; es el Centro de Arte Contemporáneo, bajo la batuta de Fernando Francés, con una partitura capaz de llevar a esta ciudad por las rutas de la creación actual a través de los misteriosos puntos de fuga de Anish Kapoor, hasta Londres, hasta Berlín con Gerhard Richter o a Nueva York con Alex Katz o a París a ver a Louise Bourgeois, mientras en los desvanes de la Aduana se atenúa la nostalgia del Bellas Artes; es, claro, la Universidad, pero no el viejo templo unamuniano del saber donde los minifundios del conocimiento se guardaban bajo siete llaves en torres de marfil, sino la incubadora de proyectos empresariales, el hervidero del I+D, el volcán de las ideas; es el ferrocarril de alta velocidad en el paisaje por el que aún hay vías del diecinueve; es el palacio de Ferias ya no de cartón piedra sino con sus entrañas de acero y cristal fieramente humano; es la galería de Alfredo Viñas, con algo del SOHO y mucho de Alfredo, con sus catálogos de geometrías minimalistas y lirismo acrílico; es el Plan General de 1983 con el sello de Salvador Moreno Peralta, capaz de reinventar la ciudad, de darle un orden racional, reflotar sus viejas vocaciones e inventarle nuevos horizontes; es el rascacielos de Chipperfield percibido en el aire hueco del skyline de la ciudad para dar el salto a las alturas; es la ciudad con aire acondicionado en las multisalas digitales de cine, no la ciudad en bañador y chancletas abanicándose con un pai-pai; es el suburbano de la iconografía de las grandes ciudades; es la escuela de hostelería cubriendo de estrellas michelín el cielo de esta tierra de pescaíto y espetos sobre la arena; es el último libro de Juvenal Soto, capaz de viajar desde su balcón de la Malagueta de la mano de Cavafis hasta Central Park para echar la tarde con Paul Auster; es el aeropuerto; es la nueva calle Larios de siempre; es otra vez el nuevo puerto viejo; es la programación de Salomón Castiel en el Teatro Cervantes; y la fundación Unicaza; y el Unicaza; es, en fin, todo lo que conquista el futuro sin obsesionarse en perdurar el pasado.
O más bien: lo que hace perdurar el pasado pero bajo la regla estricta de conquistar el futuro

Naturalmente esto no desmiente ni desatiende la memoria colectiva, la memoria sentimental de Málaga, la Academia, Moreno Carbonero, las chimeneas de los Guindos, la Plaza Mayor, la estética de los cierros en las balconadas decimonónicas, el paso marinero de la Semana Santa, el Perchel, la arquitectura de Guerrero Strachan, los plátanos de sombra en el Paseo de los Curas.

Pero todo eso alguna vez quizá fue innovador, o al menos se hizo, cuando se hizo, mirando al futuro.
Es ahí donde hay que poner la mirada.
Málaga cuando ha sido algo, ha sido por su energía creadora.
También el día en que alguien anónimo concluyó la ideación de la biznaga.

La modernidad y la tradición, en fin, son elementos de una antitesis, pero no necesariamente incompatibles. Tan absurda sería una sociedad sin la quilla de la tradición, para mantener el equilibrio al avanzar, como una sociedad sin la brújula de la modernidad, para saber a donde quiere ir… e ir exactamente en esa dirección.
Hay que demandar ese diálogo de la tradición y la modernidad.
O sea, una ciudad capaz de mirar al pasado y al futuro,
En la que mirar al futuro, que es lo esencial, no se haga a costa de enterrar la tradición; pero en la que se mire inequívocamente al futuro.
Y al mirar al futuro hay que creer, claro, en una sociedad mejor, más democrática, cívica, más justa, una sociedad de justicia social y -por supuesto- en paz. Sí, la paz.
Les confieso que probablemente mi mayor estímulo para venir aquí esta noche sea el recuerdo de José María Martín Carpena; el concejal malagueño asesinado por ETA que venía a esta fiesta la noche en que le mataron. Él no pudo llegar; pero creo que otros tenemos la obligación moral de hacer ese camino en el que a él le cortaron el paso. Y hablar aquí de paz en estos tiempos de incertidumbre, cuando hay una legítima esperanza de oír el silencio definitivo de las armas.
Sin duda como le escribió el gran Benjamín Franklin al presidente Quincey al cabo de su gran contienda que hizo fluir los ríos del país de color rojo:
No hay guerra buena ni paz mala. Pero también, como advertía Ramón Llull en sus Proverbios, detrás de una guerra grande no puede venir una paz pequeña. Y la primera exigencia de la paz –según la vieja máxima de Tácito que tanto gustaba al Padre Mariana- es que la paz nunca se convierta en una coartada para sacrificar la libertad. El nombre de José María Martín Carpena, para siempre vinculado a esta noche de amistades hondas, es un nombre vertebrado en la larga guerra librada en España en nombre de la libertad frente a la barbarie del terror. Hay que creer en los gobernantes, que son los generales de la democracia, los generales que –como el viejo Belisario- deben sentirse obligados a ganar, más que ninguna otra guerra, la guerra de la paz.
Pero si hay que creer en los gobernantes; antes, sobre todo, hay que creer en las convicciones. Y la paz no puede convertirse en una unidad de medida para hacer transacciones en el mercado de las estrategias políticas. La paz sólo vale como lo que es: un principio irrenunciable, una voluntad irrenunciable. De todas las frases de los Evangelios, quizá ninguna haga diana tanto como aquella de la paz a los hombres de buena voluntad. Gloria in altísimo Deo, et in terra pax hominibus bonae voluntas. Gloria a Dios en las alturas y en la tierra… paz a los hombres de buena voluntad.
La voluntad –en eso no se equivocaba Schopenhauer- es la clave. Y por eso, no sólo esta noche, debemos honrar la memoria de José María Martín Carpena.

Naturalmente hay alguna razón más, aún más, para estar aquí. Y una de ellas es mirar atrás y ver a los antecesores en este estrado.
Es, claro, un honor saber que antes estuvo aquí Manolo Alcántara, en estos jardines, donde dijo de la biznaga que ésta es al mismo tiempo la flor y la nata, y dijo que los jazmines son mariposas dormidas en la túnica de Málaga, las brasas de un incendio de mármol; y estuvo Rafael Pérez Estrada, adentrándose en el misterio de la filosofía árabe de la biznaga, recordando a Hassan Ben Soleimán, quien escribió: “He conocido la exactitud y la armonía de las matemáticas, la queja y el dolor de los poetas, la locura de la música, y el vértigo de las estrellas, y ahora, en mi ancianidad, sólo me satisface la sonrisa de un niño y la belleza del jazmín”; estuvo Piero Tedde de Lorca indagando en esa carga simbólica, porque “una biznaga es algo más de lo que parece, como ha dicho Alfonso Canales, la flor seguirá siendo siempre la imagen del esfuerzo que ponemos en expresarnos”; estuvo Antonio Garrido y habló de la cultura del detalle, de la belleza de lo mínimo; y Paco Fadón intuyendo la biznaga como un cocktail de jazmín; y Pedro Luis Gómez con sus certezas del paraíso; y Eugenio Chicano hablando del legado del jardín de Alá, con evocaciones de los cuentos de Sherezade durante las mil y una noches, y recordando al mítico Salvador Gaitán, el espigado vendedor de biznagas que oficializó el atuendo de la camisa blanca, el pantalón negro abotinado, la faja azul y el sombrero cordobés echado hacia atrás; y don José Atencia con su farmacopea de la belleza; y estuvo el alcalde, don Francisco de la Torre, que tuvo la intuición brillante de ver en la biznaga una suma de jazmines que, como los niños tímidos, se juntan para atreverse, y tal vez, al pensar en el valor de la fuerza colectiva -como la que hace fuerte a este grupo de amigos, gracias- el alcalde evocaba al físico Alí Ben Mohammed Ben Alí El Anzari que, interrogado por el visir de la Málaga de hace casi un milenio sobre el valor de esta ciudad, dijo: “¿Ves esta blanca biznaga? Ella sólo es posible por el esfuerzo de muchos jazmines que, perdiendo su individualidad, se recrean en la belleza superior que todos juntos consiguen”.
Muchos, todos mejores que yo, estuvieron antes que yo. Así que disculpad indulgentemente que yo me haya sumado a ese orfeón de voces sucesivas para proclamar, sin los méritos de esos antecesores en esa tarea y desde luego sin su talento:
Que la biznaga -ese trozo de espuma aromática robada al rebalaje- es un hermoso símbolo;
Que Málaga es una tarea apasionante;
Y que hay cosas por las que vale la pena decir una palabra más alta que otra.
Yo he escogido la palabra paz para brindar esta noche con vosotros.
Por vosotros
Por Málaga
Por la Paz

Teodoro León Gross
Finca La Cónsula
15 de Julio de 2006


IMAGENES DE LA FIESTA. EDICIONES XXX A XXXIII
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